El teatro independiente es puro riesgo. Lo saben todos. Los artistas
que están dispuestos a trabajar sin ganar dinero. Los dueños de las
salas que saben que sus ingresos apenas alcanzan para pagar los
gastos. Y el público entusiasta de Buenos Aires que acompaña las
obras del mundo off, conscientes del esfuerzo y de esa idea
subvalorada pero tan poderosa de que las cosas se hacen por amor al
arte. Pero las buenas intenciones tienen un límite: el aumento de la
luz en casi un 500 por ciento es uno de esos.
“Todos los que hacemos teatro independiente sabemos que la
actividad es inestable, riesgosa y con muchas variables. Yo, como
productor, me puedo hacer cargo de todas esas variables, de los
períodos de mayor o menor público, pero esto me sobrepasa. Puedo
montar un teatro sin apoyo, me ocupo de habilitar las salas, de
aceptar que hay obras que con el público no funcionan, entre otras
cosas, pero esto me sobrepasa”, cuenta Maxime Seugé, uno de los
productores de las dos salas de Timbre 4, uno de los espacios
fundacionales de la última etapa del circuito off.
Todos los gestores y artistas consultados por Tiempo Argentino
coinciden en que entienden que el aumento de la tarifa eléctrica ha
sido generalizado para todos los argentinos, pero que en el caso de
ellos los ubica al borde de la desaparición. Así, la ciudad que fue
promocionada desde hace varios años como la capital mundial del
circuito teatral off (superando por cantidad de salas incluso a
grandes capitales como Londres y Nueva York) y elogiada por su
movimiento cultural en permanente desborde, podría estar cerca del
ocaso.
Los números son claros: el Teatro Maipo pagaba 17.300 pesos. Ahora,
89.400. Las dos salas de Timbre 4 pagaban alrededor de 5000. Ahora,
25 mil. El Tabarís pagaba 9100 y ahora el importe sube a 48.100. En
el Paseo La Plaza la boleta pasó de 10.500 a 74.900; en el Picadero,
de 8600 a 34.500; en el Konex, de 11.500 a 51.800, y en el Nacional,
de 15.300 a 99.700. El Teatro del Pueblo pasó de 1.500 a 7400. Por
supuesto que no es lo mismo entre salas comerciales e independientes
y los casos más graves son de estos últimos. “No sólo el aumento
fue brutal, sino que tiene un agregado muy canalla: la primera boleta
había que pagarla en 24 horas. La segunda, ese mismo día que llegó,
vencía. No te podés permitir una distracción absolutamente normal.
Para las salas más chicas, esto es cada vez peor: el primer mes se
paga con ahorros, el segundo sacando plata de los bolsillos y el
tercero con nada”, explica Roberto Perinelli uno de los
responsables del Teatro del Pueblo.
Desde la Asociación Argentina de Teatro Independiente (ARTEI) –una
entidad que nuclea a 90 salas porteñas– reconocieron que, además,
el público está yendo menos a las salas de teatro. Carlos
Rottemberg, empresario teatral y referente del circuito comercial,
busca ser más cauteloso: “El aumento de luz fue para todo el
mundo. No es algo exclusivo de los teatros. Pero el caso del teatro
independiente es distinto, porque no es un negocio ni una casa
particular. Todavía no nos damos cuenta directamente si se venden
menos entradas, lo que sí es cierto es que hay menos producciones de
acá a fin de año”.
Perinelli se suma a esta idea: “El teatro genera una serie de
consecuencias que no sólo se miden por ir a comprar una entrada. La
gente puede ir a cenar, tomar taxis, es todo parte de un mundo de
consumo que se está atenuando. Nosotros estamos planteando que, al
menos, nos cobren la tarifa que hay hasta las 18 horas. Somos una
actividad nocturna histórica. No es una elección. Porque para colmo
a la noche, la luz es más cara”.
Aunque ahora es común llegar a las salas independientes y verlas más
oscuras o trabajando casi en penumbras, la realidad es que en un
teatro la luz no puede ser una variable de ajuste. “La iluminación
en una sala forma parte de la creación, de la estética, es un modo
de narrar, integra el acto creativo. Si recortamos eso, estamos
recortando nuestra esencia”, agrega Julieta Alfonso, secretaria
general de ARTEI.
Los artistas del mundo off cada vez hacen más pública su
indignación y angustia frente a la crisis de las salas y se
organizan en movilizaciones, reclamos conjuntos y marchas. Dice
Mariano Stolkiner, director artístico de El Extranjero, una
emblemática sala del Abasto: “La factura de la luz del teatro El
Extranjero en noviembre de 2015 fue de 615,47 pesos. Les parecía muy
poco, puede que tuvieran razón. La factura de luz de abril de 2016
es de 6857,34 pesos. ¿No les parece mucho? Ah, sí, dijeron que sí,
es sólo que no pueden hacer nada y lo lamentan mucho”.
La posibilidad de trasladar estos costos al precio de las entradas no
es una opción. Dice Perinelli: “No es una solución aumentar el
precio de las entradas. Puede ser muy contraproducente. ¿Vamos a
subir una entrada un 500 por ciento? Se reduce la posibilidad del
público y tampoco se cubren los costos”.
Desde Timbre 4 sostienen que es una situación sin salida. Plantea
Maxime Seugé: “Los actores no cobran, el teatro y la sala no
genera dinero. No hay ganancias, lo que uno hace es tratar de
mantener la sala a flote y sobrevivir. Queremos tratar de cuidar esta
industria, que está absolutamente en riesgo por esta decisión. Si
no se hace una política específica, puede morir. Además, no hubo
ningún tipo de cuidado en cuanto a los tiempos. Nosotros no podemos
subir los precios de la manera en que aumenta la inflación. No es
tan sencillo que el público nos siga. Hay que ser creativos e
inteligentes, porque queremos cuidar esta actividad, que está en
peligro. Para colmo, actualmente no es el mejor período de público”.
Tiempo Argentino se comunicó con el Ministerio de Cultura porteño
para saber si estaban evaluando alguna medida de ayuda o subsidio al
teatro independiente, pero no tuvieron respuestas. “Los aumentos
vienen de Nación y son para todo el mundo. No tenemos mucho para
decir”, dijo uno de los voceros del área que conduce Darío
Lopérfido.
“Hay mucha negligencia por parte de las autoridades”, dice
Perinelli y agrega: “Pero la realidad es que los ministros de
Cultura que históricamente se han puesto las medallas con el
fenómeno mundial que es el teatro independiente en Buenos Aires, ya
no van a tener ninguna medalla para ponerse, porque la actividad
estará al borde de la desaparición”.
Una
solución urgente
Por Julieta Alfonso (*) Lo que está pasando con el teatro
independiente es grave y urgente. Si esto sigue así, hay muchas
salas de teatro que van a desaparecer. Hay mucha preocupación.
Siempre estamos en la cuerda floja, tanto los actores como los dueños
de las salas, que estamos todo el tiempo pensando en cómo pagar los
alquileres y con muchos problemas. Los artistas independientes
estamos siempre al borde de todo, pero seguimos adelante por esa
necesidad de resistencia y pertenencia propia de nuestra historia...
El diputado nacional por el Frente para la Victoria Juan Cabandié
presentó un proyecto de ley para que se aplique una tarifa
diferencial en los servicios de energía eléctrica y gas para los
establecimientos culturales y artísticos. Si bien es cierto que
actualmente existen regímenes de excepciones tarifarias para
personas en situaciones de vulnerabilidad, los establecimientos que
realizan actividades culturales y artísticas no poseen ningún tipo
de beneficio.
“Todos sabemos lo que significa en toda sociedad el desarrollo de
las actividades artísticas y culturales, y es por eso que el Estado
debe trabajar para que los establecimientos donde se desarrollan
estas actividades sigan funcionando. La tarifa diferenciada ayudará
para que estos establecimientos continúen abiertos y brindará la
posibilidad de continuar creando fuentes de trabajo –y sostener las
existentes– para operadores culturales y artistas”, sostuvo
Cabandié, quien preside la Comisión de Cultura de la Cámara. El
proyecto establece un tope de hasta un 60% de exención en el precio
de kilovatio mayorista y hasta un 60% de exención en el cargo fijo.
De esta manera, el derecho a la tarifa diferenciada se sustentaría
en forma solidaria por todos los actores que intervienen en la
distribución de la energía eléctrica y del servicio de gas.
Números:
500 por ciento fue el aumento promedio del precio de la tarifa
eléctrica en los teatros. Los cambios del valor de las boletas son
descomunales. Las dos salas de Timbre 4 pagaban unos 5000 pesos.
Ahora, 25 mil. El Teatro del Pueblo pasó de unos 1500 o 1800 a 7400.
El Extranjero pasó de 615 a 6857.
180 pesos es el precio promedio de una entrada del circuito off. Si
el aumento de la luz se trasladara a las entradas, ir al teatro
independiente pasaría a costar 900 pesos por persona.
30 por ciento de los ingresos, en general, se lleva una sala de
teatro off, descontando los aranceles correspondientes a Argentores y
Sadaic, y los gastos propios del espacio. La luz es uno de ellos.
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