lunes, 28 de marzo de 2016

Disparen contra Uber

Uber se comporta de una manera ferozmente capitalista con su información y sus ingresos. Por ejemplo, el precio de los viajes no está regulado por las autoridades locales (como los taxis porteños) ni tampoco determinado por los conductores; un algoritmo de la compañía mide la oferta y la demanda, y genera precios en función de esta ley de mercado. Así, en la noche de Año Nuevo o en caso de tormenta los precios se disparan; en épocas de baja demanda, los viajes pueden ser tan baratos que no valga la pena tomarlos. Pero el conductor que rechaza viajes pierde puntos y queda peor posicionado; incluso se dice que la compañía suspende a los que rechazan viajes y expulsa a los que promedian menos de 4,7 sobre 5 estrellas.
Los “socios conductores” son freelancers que cargan con todas las obligaciones y costos del auto (mantenimiento,combustible, seguros), sin beneficios sociales ni sindicato que los defienda. Pero no cuentan a cambio con la mítica libertad del taxista independiente, ya que Uber decide unilateralmente tarifas y comisiones y procesa los pagos de forma electrónica. De paso, la compañía acumula información de viajes y números de tarjetas de crédito de millones y millones de pasajeros de todo el mundo. Se dice que ese sería el próximo paso: aprovechar a esos millones que ya conectaron sus bolsillos a la app para venderles literalmente cualquier cosa, a domicilio, en cinco minutos y a un clic de distancia...”

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