lunes, 9 de mayo de 2016

Detras de Baez la jauria no encontro a CFK sino a la familia Macrì


Por Horacio Verbitsky
A la jauría mediática y judicial lanzada tras Lázaro Báez con la fantasía de llegar hasta CFK y su hijo Máximo le saltó una liebre inesperada: el principal socio de Austral Construcciones no lleva el apellido del ex presidente Néstor Kirchner sino el del actual, Maurizio Macrì. Se trata de su primo hermano Angelo Calcaterra, hijo de Pía, la única hermana de Franco y Tonino Macrì, los respectivos padres de Maurizio y Jorge Macrì. En su declaración indagatoria, Báez mencionó su asociación con la empresa macrista para las represas de Santa Cruz, pero el vínculo no fue ocasional sino permanente e incluye numerosas obras en todo el país durante más de una década. Si durante la ejecución de esas obras hubiera habido sobreprecios, habrían beneficiado a la primera familia actual. Tampoco es fácil probar tal cosa: entre 2003 y 2015, todas las obras públicas nacionales se adjudicaron por licitación con precio tope, que dificulta la cartelización que rigió durante el siglo pasado y en la que sobresalieron las Sociedades Macrì (Socma), cuyo vicepresidente ejecutivo fue el actual presidente.
La inversión en obras públicas nacionales en el ciclo kirchnerista ascendió a 596.000 millones, en valores constantes, al 31 de agosto de 2015. El 56,3 por ciento o 336.000 millones de pesos, correspondió a inversión centralizada en organismos nacionales, mientras el 43,7 por ciento o 260.000 millones de pesos se descentralizó en provincias y municipios. Un tercio de la inversión centralizada (112.000 millones de pesos) fue ejecutado por una docena de empresas, con obras por montos de 5.000 millones de pesos en adelante. El 22 por ciento (73.000 millones de pesos) correspondió a otras 68 empresas, por montos que oscilaron entre 500 y 5.000 millones de pesos. Los restantes 151.000 millones de pesos, o el 45 por ciento del total, se dispersaron entre un millar y medio de empresas con montos inferiores a los 500 millones. Subieron al podio la trasnacional italiana Techint, que con 16.420 millones ejecutó el 4,81 por ciento de las obras; seguida por Electroingeniería (15.494 millones, o el 4,61 por ciento) e Iecsa, la empresa de la familia presidencial (14.050 millones o el 4,18 por ciento). En ese ranking (elaborado por el ex Ministerio de Planificación Federal, Obras y Servicios Públicos), el Grupo Austral, de Lázaro Báez, recién asoma en el 40º puesto, con 1.019 millones de pesos o el 0,3 por ciento. Esta sola cifra ridiculiza la afirmación del extorsionado ex colaborador de Báez, Leonardo Fariña, quien pagó su libertad declarando contra su empleador y los Kirchner, en la justicia y en los medios asociados...
Ni Cavallo
Al Grupo Clarín, Fariña le dijo que Báez era testaferro de Néstor Kirchner y que juntos “se robaron el Producto Bruto de un año, cien mil millones de dólares”. Así no se hubiera realizado ninguna obra y los 1019 millones de pesos íntegros hubieran pasado al patrimonio de Báez y/o Kirchner, la conversión de esa cifra en cien mil millones de dólares es imposible...  Lázaro Báez camina sobre la misma falla sísmica que el primo Angelo Calcaterra, cuyo anuncio de puesta en venta de IECSA, justo ahora, sugiere que desearía estar lejos cuando se abriera la caja de Pandora que los rastreadores husmean batiendo la cola con simpática inconsciencia canina. Iecsa y Austral se presentaron juntas en diversas licitaciones por casi 10.000 millones de dólares, lo cual muestra un affectio societatis estable, pero sólo ganaron algunas, lo cual tampoco confirma el favoritismo que se le atribuye a Báez. Iecsa obtuvo la pavimentación de uno de los cinco tramos de la extensa ruta 9 y luego su explotación. En ambos casos, Báez lo acompañó como subcontratista. Lo mismo ocurrió en la denominada “Línea Fría” en Santa Cruz, destinada a interconectar la Patagonia con la red eléctrica nacional. En la ruta Nacional 18 de Entre Ríos se asociaron en una UTE. Báez ganó el contrato por la Ruta Provincial 20, también de Entre Ríos, pero lo cedió a Calcaterra. También fueron asociados en el Complejo Terminal de Cargas de frontera, en Paso de los Libres. Otras obras para las cuales Báez y el primo Angelo se asociaron fueron la interconexión Pico Truncado-Río Gallegos, por 118 millones de dólares; la planta Terminal de Petrobras en Caleta Paula, por 15 millones de dólares; infraestructura vial en Yacyretá por 68,5 millones de dólares y obras en la Central Nuclear Atucha por 40 millones de dólares. En cambio sus apuestas más grandes no fueron exitosas: las licitaciones para las represas hidroeléctricas de Santa Cruz, por 5.000 millones de dólares y por el gasoducto del NEA, por 4000 millones de dólares, que no les fueron adjudicadas.
Tampoco es fácil mostrar que haya sobreprecios en el costo proyectado de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, de 2,24 millones de dólares por cada Mw instalado, si se lo compara con el de las represas ya existentes de Chaglla, Perú (2,97 millones/Mw); Santo Antonio, Brasil (3,10 millones/Mw), Tocoma, Venezuela (3,11 millones/Mw); Sogamoso, Colombia (3,13 millones/ Mw); Simplicio, Brasil (3,26 millones/Mw)o Diamer-Basha, en Pakistán, (2,53 millones/ Mw). Por supuesto, no puede subestimarse el virtuosismo de la patria contratista argenta para renegociar contratos con aumentos de costos que siempre recaen sobre el comitente, pero aún así la diferencia sigue siendo grande, entre 13 y 45 por ciento a favor de la obra patagónica...

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