Lejos
del discurso del oficialismo, que considera que no hay crisis de
desempleo, casi todos los encuestadores afirman que más del 60 por
ciento de los consultados sostiene que existe una grave situación de
despidos y pérdida de empleo.
Las
conclusiones surgen de una serie de encuestas realizadas por
distintos consultores y en las que, cada uno por su lado, llega a
resultados casi idénticos. Mientras el Gobierno afirma que no
hay despidos o que la ocupación sigue siendo la misma, los
ciudadanos piensan muy distinto: el desempleo pasó a ser su
principal preocupación, casi a la par del otro efecto del plan
económico, el aumento de precios y la pérdida del salario real.
Federico
Aurelio, uno de los titulares de Aresco, sostiene que “la mayor
parte de la sociedad (el 67 por ciento) considera que hay una crisis
de empleo, y es después de la inflación el problema económico más
relevante para los argentinos. Esto se produce en un marco de gran
preocupación y valoraciones negativas de la situación económica
actual del país. Cuando a la gente se le pregunta por su
situación personal, también las valoraciones son negativas respecto
de lo que pasa en su economía familiar, aunque por supuesto, como es
tradicional, algo menos negativas que cuando el encuestado habla
sobre la situación del país. El empleo es un factor que tiene una
gran incidencia en el humor social de la población”.
Hugo
Haime, de Haime y Asociados, tiene también datos muy recientes. “Más
allá de las estadísticas oficiales y oficiosas, en el último mes
la desocupación pasó a la cabeza del ranking de problemas
importantes del país. El 33 por ciento de los encuestados dijo que
era el problema más importante, desplazando al incremento de precios
o la inflación, con el 29 por ciento y la corrupción con el 28 por
ciento...”.
Analía
Del Franco, de Analogías, acaba de cerrar una encuesta en el Gran
Buenos Aires. Es una muestra de 500 casos en el conurbano. “El
clima social respecto de este tema es de gran preocupación e
incertidumbre. Un 48 por ciento de la población del Gran
Buenos Aires considera que personalmente o alguien de su familia
podría quedar sin empleo este año, y la sensación es peor cuando
se generaliza llegando a un 64 por ciento que piensa que el desempleo
va a aumentar durante este año.”
Los
sectores que según nuestros datos son los que presentan mayor
nivel de preocupación corresponden a la franja de edad de 30 a 45
años y los niveles económicos de clase media. Los sectores
populares comparativamente muestran menor nivel de preocupación que
la clase media. Una hipótesis puede ser que aquellos con trabajo
formal, es decir que tienen puestos fijos, pueden sentir más
seguridad o protección. Por lo menos más que la clase media que, en
gran parte, están fuera de convenio”.
“No
queda duda alguna –afirma Roberto Bacman, titular del Centro de
Estudios de Opinión Pública (CEOP)– al menos desde la perspectiva
de las opiniones de los argentinos en los últimos tiempos, la
existencia de una creciente preocupación por la desocupación. Junto
con la inquietud por la marcha de la economía y la inflación, el
desempleo se ha convertido en uno de los dos principales factores que
en la actualidad definen de manera más contundente al humor social
de esta época.
Dicho
en otras palabras, en el imaginario colectivo se ha internalizado una
significativa percepción que existe en nuestro país una crisis de
empleo. De esto tampoco quedan dudas. Asimismo es posible
concluir que la desocupación es un indicador perceptual que crece
de manera asociada a la ola de despidos que se han producido estos
últimos meses, tanto en el ámbito público como en el privado. Es
más: las percepciones de la opinión pública acerca de lo realizado
por el gobierno nacional para combatir la pobreza son negativas.
Nadie puede olvidarse que Macri anunció a lo largo de su campaña
pobreza cero. Las últimas encuestas realizadas lo ubican muy
lejos de respetar la palabra empeñada: el 70,1 por ciento de los
argentinos se muestran insatisfechos con lo realizado para lograr la
disminución de la pobreza. Desocupación y pobreza son dos
variables inevitablemente asociadas.
Desde
el punto de vista estrictamente estadístico no es un dato menor que
al día de hoy casi 3 de cada 10 argentinos (28,2 por ciento para
expresarlo con mayor exactitud) estén manifiestamente preocupados
por la posible pérdida de trabajo; percepción que, incluso, está
fuertemente asociada al nivel socioeconómico del entrevistado y
trepa hasta casi cuatro de cada diez entre los argentinos que
pertenecen a los estratos más bajos. Una percepción de tan alto
impacto con relación a la posibilidad latente de la perdida del
empleo no es una cuestión puramente individual: pesa la realidad y
el clima de época generado, los medios de comunicación, las
redes sociales y los grupos primarios (que no son otras cosa que
vecinos, amigos y familiares) que comienzan a alarmarse por el
desempleo”.
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