Pertenecen
al Escuadrón de El Bolsón y dejaron de ir a trabajar entre el 2
y el 4 de agosto. Entre ellos figuran varios de los que llegaron
hasta la orilla del río Chubut, lugar donde habría sido visto
por última vez Santiago Maldonado
Apenas
24 horas después del operativo en la Pu Lof en Resistencia de
Cushamen, al menos seis gendarmes que participaron de las acciones
que podrían haber derivado en la desaparición de Santiago Maldonado
pidieron licencia a sus superiores y dejaron de trabajar.
Todos
pertenecen al Escuadrón 35 de El Bolsón, que junto al 36 de
Esquel, dispusieron a unos 120 hombres y mujeres que actuaron los
días 31 de julio y 1° de agosto para desactivar el corte que los
mapuches hicieron en la ruta 40 y también dentro del territorio
tomado desde marzo de 2015 por el Movimiento Autónomo del Puel Mapu,
donde además viven mujeres y niños. La planilla de licencia fue
firmada el 10 de agosto por el comandante principal Fabián Arturo
Méndez.
Se
trata del subalférez Emmanuel Echazú, el gendarme Neri Armando
Robledo, el cabo Darío Zoilan, el cabo 1° Ernesto Yañez, el cabo
(y cocinero) Alejandro Ruíz Díaz y la gendarme Maira Ramos. Sus
licencias otorgadas fueron advertidas por los investigadores
judiciales cuando fueron a secuestrar los casi 130 teléfonos
celulares, cuyas desgrabaciones fueron incorporadas a la causa el
jueves 14 de septiembre. Los teléfonos de ellos no estaban a
disposición.
Según
declararon en testimoniales internas ante funcionarios del Ministerio
de Seguridad nacional, Echazú, Robledo y Zoilán llegaron hasta
la orilla del río Chubut durante la persecución a los
manifestantes. Echazú dijo que vio cruzar el río a "ocho
personas" y Robledo admitió que tiró un piedrazo contra
un "encapuchado" y que le pegó en la espalda cuando
éste estaba alcanzando la otra orilla. Zoilán declaró en las
últimas horas que disparó a una sombra. Los dos gendarmes
declararon después de la licencia.
Según
un documento al que tuvo acceso exclusivo Infobae, y que está
incluido en la causa que lleva el juez federal Guido Otranto, Echazú
recibió una licencia por la lesión que sufrió en la mandíbula
durante el operativo (aunque no queda claro en qué momento ocurrió,
hay sospechas de que pudo haber sido en un enfrentamiento cuerpo a
cuerpo con un manifestante) y fue revisado en Bariloche.
El
rol de Zoilan en la corrida hacia el río no está claro. De acuerdo
al documento oficial, el cabo recibió el permiso de licencia
desde el 4 hasta el 19 de agosto. En ese período, supuestamente,
viajó a Formosa. En información que trascendió el viernes a última
hora, este soldado dijo que disparó dentro de la Pu Lof.
Trascendió información sobre que dijo haber disparado con postas de
goma hacia arriba, para disipar a "una sombra" que vio
entre los árboles con postas de goma. A este medio, fuentes con
acceso al expediente consultadas desconocieron el disparo y
aseguraron que dijo que vio manifestantes del otro lado del río y
que se burlaban de ellos y que un jefe ordenó reagruparse. Zoilan
declarará este sábado ante Otrano.
Robledo,
en tanto, argumentó "problemas de salud" de su padre y
viajó a Salta, su provincia natal. Fue licenciado entre el 3 y el 17
de agosto. Luis Lagger, comandante general de Gendarmería, le
tomó declaración testimonial interna el 11 de septiembre pasado
y el gendarme admitió haber tirado piedras y comentarlo a sus
camaradas.
Lanzar
piedras no está permitido según el protocolo de acción ante
manifestaciones públicas vigente por el Ministerio de Seguridad
nacional. Disparar postas de goma de manera ofensiva, también.
Tal como publicó Infobae, el uso de piedras habría sido masivo en
el operativo del 1° de agosto, lo que expone un operativo
descontrolado.
Ernesto
Yañez fue otro de los gendarmes heridos. Recibió un piedrazo en la
cabeza cuando Gendarmería estaba sobre la ruta 40, frente a la
tranquera de entrada a la Pu Lof. Su licencia habría tenido que ver
con esta lesión. Fue revisado por médicos en la ciudad de
Esquel.
Como
Robledo, la gendarme Maira Ramos también viajó a Salta, sólo
que un día antes que su compañero, el 2 de agosto, y volvió el 16
de ese mismo mes. Se supone que la mujer tampoco llegó a la zona
del río y es una de las que se quedó en custodia de las mujeres y
los niños mapuches que ocupaban la casilla de guardia, a unos 100
metros de la tranquera.
Otro
de los licenciados es Ruiz Díaz, el cocinero que el último
martes declaró ante el juez Otranto y contó que mientras preparaba
la comida para sus compañeros escuchó que uno de ellos relataba
cómo le había dado un piedrazo en la espalda a un "encapuchado".
Cuando el magistrado le preguntó si esa persona era Robledo, Ruiz
Díaz dijo que no sabía. El día de la declaración en el
Juzgado Federal de Esquel, el gendarme gastronómico de bigotes
canosos salió disfrazado de Policía Federal.
¿Es
casualidad que estos seis gendarmes hayan pedido licencia después de
un operativo sobre el que todo el país tiene puestos los ojos?
Expertos en seguridad interior consultados por este medio explicaron
que suele ser "común" esta situación, sobre todo en los
casos que hay sospechas de violencia institucional.
Fuentes
del Ministerio de Seguridad nacional aclararon a Infobae que uno solo
de estos seis casos les resulta sospechoso. "El más complejo
es el del que tira la piedra", admitió, en referencia a
Robledo.
Formalmente,
lo que pidieron estos gendarmes se llama LAE, Licencia Anual
Extraordinaria y le corresponde a todo gendarme. Son 15 días en
período invernal. También está la LAO, licencia anual ordinaria,
que dura 30 días y se toma en verano. Son los únicos momentos en
los que los integrantes de esta fuerza pueden salir de sus cuarteles
y visitar a sus familias.
Lo
que la Justicia deberá dilucidar es si los pedidos de licencia
responden a una decisión en conjunto para bloquear información u
organizar un discurso unificado de los hechos, o una mera
coincidencia con la licencia invernal...
Además
de los ya citados, en esa fecha también se pidieron licencia el
cabo 1° Iván Polo, del 4 al 19 de agosto, con destino a Misiones, y
el cabo Aníbal Cardozo, en la misma fecha y con igual destino.
Los investigadores no tienen constancia de que estos soldados hayan
estado en la Pu Lof; no están nombrados por otros ni aparecen en el
listado de declaraciones testimoniales internas.
La
Gendarmería está en el ojo de la tormenta. La causa por la
desaparición de Santiago Maldonado sigue caratulada como
"desaparición forzada". Y si bien las camionetas peritadas
no exhibieron tener ADN del joven artesano, las imágenes del
operativo y algunas declaraciones como las de Robledo y Echazú
demuestran que, por inoperancia de sus superiores, o con el permiso
de éstos, los escuadrones actuaron fuera del protocolo: tiraron
piedras, usaron armas y llegaron hasta la orilla del río Chubut,
algo que había sido negado al principio.
Desde
el lado de Gendarmería se victimizan. Una fuente consultada por
Infobae remarcó que con las licencias "no hay nada del otro
mundo" y que este episodio de trascendencia mundial les está
trayendo "muchos problemas físicos y psíquicos" a los
uniformados...
Si
bien aclaró que no hay nada que ocultar, la conversación de la
fuente con este medio terminó de manera intrigante. El hombre de
Gendarmería dijo: "Un consejo, dejen de hurgar en la vida de
los gendarmes".
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