Perfil - 26/03/2016
“ Mano negra.
Hasta ahí, la pretensión blanca de instalar temas, hashtags e
imágenes. El aspecto menos fair play incluye el uso de trolls y
fakes. En Casa Rosada niegan su uso, aunque confiesan haberlos
aprovechado en la campaña. Ahora, el avance de la tecnología (y
de la suspicacia política) permite descubrir operaciones
rápidamente. Por eso, antes que por motivos principistas, el
Gobierno evita usar robots con mensajes amigables, para que no les
salga el tiro por la culata.
Muchos funcionarios,
legisladores y dirigentes, sin embargo, nunca renunciaron a esa
práctica. Días atrás, el sitio La Política Online denunció a
un presunto monje negro del Gobierno en Twitter, llamado Octavio
Paulise, administrador de una gigantesca granja de usuarios anónimos,
camuflados con fotos de figuras populares.
Tras la
publicación de que el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich,
había viajado en el helicóptero presidencial, Paulise habría
mandado a su tropa a atacar ese portal, autor de la primicia. Si bien
el Gobierno relativiza el poder de este personaje, admite que trabaja
para la administración porteña de Horacio Rodríguez Larreta, más
concretamente en el área de seguridad vial...”
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