“Eso
no es prisión domiciliaria”
Francisco
Eguiguren advirtió que lo que dispuso la justicia de Jujuy en
respuesta a la orden de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos de que la dirigente social deje el penal de Alto Comedero es
“el cambio de una prisión a otra”. Explicó que "la
prisión domiciliaria debe realizarse en el domicilio donde vive,
rodeado de los suyos".
El
titular de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Francisco
Eguiguren, advirtió que la decisión del gobierno de Gerardo Morales
de enviar a Milagro Sala a que cumpla su detención en una casa
vandalizada y en condiciones similares a las de un penal no son otra
cosa que “el cambio de
una prisión a otra prisión”. “Eso no es prisión domiciliaria”,
remarcó Eguiguren en un claro señalamiento de que lo
resuelto por la justicia de Jujuy no cumple con la resolución del
organismo internacional que conduce y es otro paso en la estrategia
de hostigamiento de la dirigente social.
Los
jueces jujeños que llevan las causas por la cuales Sala está
detenida desde enero del año pasado dieron esta semana el primer
paso para cumplir en forma parcial al fallo de la CIDH. Lo hicieron
en forma tardía porque, según lo dispuesto por el organismo Sala
debía estar fuera del penal de Alto Comedero a más tardar el
viernes 11 de agosto... A priori, advirtió de todos modos que el
camino emprendido por el gobierno de Morales no es el que marcó la
CIDH.
A
mediados de esta semana el juez Gastón Mercau dispuso que Sala sea
trasladada, pero no a su
casa en el centro de San Salvador de Jujuy, sino a otro domicilio: un
inmueble en las afueras de la ciudad, en el barrio La Ciénaga, que
fue vandalizado y no tiene puertas, ventanas, conexión eléctrica,
agua ni sanitarios.
Ayer
su colega Pablo Pullén Llermanos siguió sus pasos: ordenó enviarla
a ese mismo lugar y fijó un plazo de quince días a partir de la
notificación, que podría acortar en caso de que antes arreglen la
casa.
"Pasar
a una persona de una prisión a otro lugar que no es el domicilio, no
es prisión domiciliaria. Eso es cambio de una prisión a otra
prisión", advirtió
Eguiguren esta mañana. Al respecto, el titular de la CIDH precisó
que "la prisión
domiciliaria debe realizarse en el domicilio donde vive, rodeado de
los suyos".
Pullén
Llermanos impuso una serie de términos para la salida de Sala del
penal de Alto Comedero que en los hechos replican en la inhabitable
casa de La Ciénaga las condiciones de detención del penal. Entre
otras, determinó que al
margen de los parientes directos, sólo podrán ingresar y permanecer
en el inmueble hasta cuatro personas a la vez
y en el horario de 7 a 19, los días martes, jueves y sábados, con
un límite máximo de veinte personas por cada día de visita.
También estipuló que Sala
deberá someterse a un control médico y psicológico dos veces a la
semana y que ni ella ni sus familiares y visitas podrán consumir
bebidas alcohólicas.
Ordenó, además, la implementación de una tobillera de monitoreo
electrónico para controlarla y un dispositivo de custodia integrado
por Gendarmería y la policía provincial en forma permanente.
“Haremos
un seguimiento del caso”, explicó el titular de la CIDH. En
atención al grave riesgo para la vida e integridad física de la
dirigente social en el penal de Alto Comedero, el organismo
internacional admitió medidas alternativas como la libertad
controlada por medios electrónicos o la prisión domiciliaria, pero
no en los términos que ahora definió la justicia jujeña.
Eguiguren
recordó que la CIDH ordenó que Sala fuese sacada del penal porque
“vimos a una persona que
estaba siendo sometida a un aniquilamiento”. “Vimos una persona
acorralada, cohibida",
recordó de la visita que junto a otros integrantes de la CIDH le
hicieron en Alto Comedero y remarcó también que consideraron
“excesiva la prisión preventiva", que tiene que ser “una
excepción y no la regla".
El
titular de la CIDH también salió al cruce de Morales, quien
cuestionó la orden del organismo internacional y calificó a sus
miembros como “burócratas que viven en Washington”. "No
somos burócratas, como dicen por ahí. Yo vivo en Lima",
le retrucó Eguiguren.
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