La
inflación no baja y se ha transformado en la espada de Damocles de
la política del gobierno. Acumula un piso del 43 por ciento anual
según datos de oficinas provinciales de estadística y en lo que va
del año supera en un solo semestre el techo de la previsión
oficial a principios del año.
Adicionalmente,
en los valores de junio se observa un descontrol de la inflación
núcleo (alimentos, transporte y servicios esenciales) que según la
mayoría de las previsiones se reiterará en los guarismos de Julio,
aun con las suspensiones judiciales a los aumentos tarifarias y de
transporte.
El
tema es grave porque directamente en el nivel de vida de la población
y porque revela los sucesivos errores de diagnóstico de la política
oficial.
El
noviembre pasado, luego del balotaje, se anunció la devaluación y
se dijo que no habría corrimiento a precios porque, según el
Ministro de Hacienda y Finanzas, “todos los precios estaban fijados
de acuerdo al dólar blue”. No sólo no ocurrió su previsión sino
que el corrimiento a precios fue inmediato y la última semana de
noviembre fue record de inflación y siguió creciendo en las semanas
siguientes. En aquel momento, se dijo que se retraerían los aumentos
al 30 de noviembre mediante un acuerdo con las cámaras empresarias.
Tampoco ocurrió.
Cuando
asumió el gobierno, inmediatamente se quitaron todas las retenciones
al campo y el 5 por ciento a la soja, sin desagregar de la medida los
volúmenes stockeados por los exportadores, con los que pretendieron
forzar a una devaluación al gobierno anterior. En aquel entonces se
dijo que no habría impacto sobre el precio de los alimentos. No
ocurrió. Los precios de los alimentos empezaron a crecer
vertiginosamente por el efecto directo de esas medidas e indirecto pr
el aumento de los costos que representó en otras cadenas
alimenticias.
Luego
se dijo que la escalada inflacionaria, para entonces innegable, se
desaceleraría vertiginosamente en el segundo semestre. No ocurrió.
Por el contrario, la inflación sigue alta y, como se dijo, la
inflación núcleo tracciona hacia arriba.
Para
entonces, muchos opositores en voz alta y muchos oficialistas en voz
baja, decían que en pocos meses la baja del consumo por caída de
salarios y tarifazos, empujaría la inflación a la baja. Todavía no
ocurrió y como se dijo varias veces en Elebece, es probable que no
ocurra, al menos en la medida que casi todos creían, si no pueden
detener el aumento de factores estructurales como las tarifas y los
combustibles.
Ahora
el gobierno apela a la negociación con los formadores de precios,
luego de sostener durante años que la puja distributiva no es un
factor inflacionario esencial en la Argentina. Previamente se encargó
de desmantelar la Secretaría de Comercio que proveía la base
técnica indispensable para ese tipo de negociaciones.
Con
una devaluación del 56 por ciento y una inflación del 30 en lo que
va del año y más del 40 anualizada, el campo le reclama un nuevo
ajuste en el tipo de cambio porque se le empieza a licuar la
producida en diciembre. Si el gobierno cede, no sólo relanzará el
ciclo inflacionario sino que además calentará la puja con el sector
financiero. La alternativa que evalúan es adelantar una nueva baja
de las retenciones a la soja del 5 por ciento. Si lo hacen, como el
commodity funciona como precio sombra, impactará en otros precios
fundamentalmente de los alimentos. Si no lo hacen, el campo perderá
gradualmente la competitividad que se le intentó inyectar y se
calentará por la otra punta la tensión al interior del bloque
dominante. Con el sector farmacéutico está llevando a cabo una
negociación basada en una lógica similar: conceder prebendas para
lograr contención de algunos precios. Las necesidades son tan
grandes que las concesiones a veces ronzan la metáfora de la
mochila de plomo.
El
gobierno creyó que bajando el déficit fiscal, con una política
monetaria astringente y alta tasa de interés, contendría la
inflación en unas pocas semanas. No ocurrió. Tampoco bajó el
déficit fiscal.
Ahora
apuesta todo al blanqueo y a la seducción de la inversión. Lo
primero se verá. Lo segundo es una alquimia en una economía que es
un formidable negocio financiero.
Mientras
tanto, creció la pobreza, aumentaron los despidos y las
suspensiones, bajaron los salarios, bajo el consumo, las Pymes están
al borde del colapso, cierran los comercios y la inflación es
record en lo que va del siglo. Y todavía siguen hablando de la
“exitosa” salida del “cepo”. El relato oficial se agota en la
estigmatización del pasado y sigue gozando del amparo de los grandes
medios. Los que hace tan poco tiempo querían preguntar hoy, ante la
evidencia de una crisis innegable y el riesgo cierto de un escenario
de recesión con inflación, no repreguntan nada.
Evolución
del Índice de Precios al Consumidor (IPC San Luís/CABA)
MES SAN LUIS CABA PROMEDIO GRAL
NOVIEMBRE
2015 2,9 2,0 2,45
DICIEMBRE
2015 6,5 3,9 5,20
ENERO 4,2 4,1 4,15
FEBERO 2,7 4,0 3,35
MARZO 3,0 3,3 3,15
ABRIL 3,4 6,5 4,95
MAYO 4,2 5,0 4,60
JUNIO s/d 3,2 3,20*
Provisorio
en base al dato de Dirección de Estadísticas de la CABA
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