23 Ago - Un estudio del Observatorio
de la ciudad de la Universidad FASTA arrojó resultados sobre la
problemática actual
Con el fin de indagar los
comportamientos de los marplatenses en relación al consumo de agua,
electricidad, gas y su opinión respecto al aumento de las tarifas de
estos servicios, el Observatorio de la ciudad de la Universidad FASTA
realizó un nuevo estudio dedicado a esta problemática actual. En
los resultados se manifiesta un equilibrio entre quienes sostienen
que el aumento era necesario y quienes creen que no. El
85% no está de acuerdo con la modalidad de su implementación.
Para el estudio se encuestó a una
muestra de 515 marplatenses. El 83% de los integrantes de la muestra
pertenecen al segmento de edad comprendido entre los 21 y 65 años.
El 90% tiene, como mínimo, nivel de educación secundario completo y
ocupaciones diversas.
En relación a la actual necesidad
de incrementar las tarifas de agua, luz y gas, los datos muestran
claramente una distribución absolutamente equilibrada entre quienes
reconocen que el aumento era necesario y quienes creen que no.
Analizados los datos
discriminándolos según ocupación, resulta que son los
profesionales quienes en mayor proporción consideran que era
necesario hacer un incremento en las tarifas. En cambio, los
jubilados son quienes muestran un mayor desacuerdo al respecto. Según
el grupo etáreo, el mayor porcentaje de quienes consideran que el
incremento era necesario pertenecen al segmento entre 36 y 50 años;
en referencia al sexo no se observan diferencias en las respuestas.
Al dar las razones que sostienen una
u otra posición frente a la necesidad de aumentar o no el precio de
los servicios, los motivos por los cuales se afirma que el incremento
era necesario radican en el desfasaje de las tarifas y los montos
bajos de las mismas. Mientras que
los motivos por los que no se está de acuerdo se refieren a la
inadecuación de los sueldos/jubilaciones para afrontar los pagos de
las facturas.
Si bien el acuerdo con la necesidad
de aumento en las tarifas se distribuye en forma homogénea entre
quienes lo estiman necesario o no, no sucede lo mismo cuando se
consulta acerca de la forma en que se hizo efectivo el aumento. En
este punto el 85% de la
muestra no está de acuerdo con la modalidad de su implementación.
Las razones que sostienen el acuerdo
refieren a que “los grandes cambios no pueden ser progresivos”;
“el gobierno actual necesita ese dinero lo más pronto posible y
que es el cambio que se planteó” y “para que la gente se dé
cuenta de las cosas”.
Las razones para el desacuerdo están
relacionadas con expresiones como “Podría
haber sido en forma progresiva, fue repentino”; “Fue muy
apresurado y desproporcionado”; “No se tuvo en cuenta a los que
menos tienen” y “El invierno es la época más dura y la gente la
pasa mal con el frío y los aumentos”.
Comportamientos en relación a la
luz, gas y agua
Además de la posición respecto de
las tarifas, otro objetivo del trabajo fue caracterizar los
comportamientos de los encuestados en relación a estos servicios. En
este punto se advierte, que los cambios se producen en mayor
porcentaje en relación a la luz, al gas y, luego al agua. Del
análisis de los datos según sexo y rangos etáreos se mantiene lo
expresado acerca del mayor cuidado que se da en relación al servicio
de luz, y luego al gas y al agua. En todos los casos las mujeres
manifiestan haber modificado sus comportamientos más que los varones
pero la diferencia no es significativa.
En relación a todos los servicios,
las prácticas modificadas se dan, en mayor medida, en los mayores de
65 y las modificaciones disminuyen en relación con la edad, salvo en
el caso de la luz y el gas en los que se advierte que el segmento
36-50 tiene un comportamiento casi idéntico al de 51-65.
En relación al servicio de luz, los
datos muestran los comportamientos y prácticas que más y menos se
modificaron a partir de la situación actual, independientemente del
porcentaje que ya lo hacía con anterioridad. Los mayores cambios que
expresan los marplatenses apuntan
a reducir el uso de la calefacción eléctrica (split, caloventor,
placas) y apagar las luces cuando no está en el ambiente.
En tanto, los menores cambios refieren a quitar el hielo al freezer
para que consuma menos y abrir y cerrar menos veces la heladera.
Ahora bien, es muy interesante
destacar que hay conductas que hoy aparecen como nuevas en relación
con las prácticas anteriores, como es el
uso del lavarropas con menos frecuencia (que sólo el 6% lo hacía
antes y hoy lo hace el 36%) y también del microondas, cafetera o
pava eléctrica (antes 5 % y hoy 30%).
Los cambios parecen acrecentarse en las mujeres, pero estos cambios
en el comportamiento de los varones eran previos al aumento de las
tarifas.
En relación al gas, la conducta que
aparece como nueva en relación con las prácticas anteriores, es
haber bajado la potencia
de la calefacción respecto del año pasado (antes 4% y hoy 50%).
Al analizar la diferencia en los comportamientos según el sexo, en
este caso no se advierten diferencias. Los
mayores cambios refieren a bajar la potencia de la calefacción
respecto al año pasado y evitar dejar hornallas y horno encendido
inútilmente. Los menores
cambios se relacionan a bajar la temperatura del calefón/termotanque
cuando está en uso en lugar de regular la temperatura con agua fría,
y apagar el calefón para que no consuma en piloto.
En referencia a los cambios de
comportamientos en el consumo de agua, se observa en general que las
conductas que se modifican están vinculadas también a otros
servicios, como es el caso de reducir el tiempo de la ducha, realizar
menos baños de inmersión, usar menos veces el lavarrropas.
Atendiendo a que los encuestados manifiestan que con respecto al agua
los cambios en el comportamiento fueron menores que en la luz o el
gas, y que precisamente en estos dos últimos servicios los
incrementos en las tarifas fueron mayores, se plantea la inquietud en
la interpretación de los datos en cuanto a si estos cambios se
relacionan más con el cuidado del agua en sí o también se dan
asociados al otro servicio en el cual también se generaría un
ahorro. El único comportamiento que está directamente relacionado a
reducir el consumo de agua es el referido a la reducción del tiempo
de riego, siempre que se asuma que este se realiza en forma manual y
no automática...
Propuesta una serie de afirmaciones
para que cada encuestado manifestara su grado de acuerdo según una
escala de 0 a 10, la falta de cultura del ahorro de recursos es
reconocida por la mayoría al ser la frase que logra el mayor
acuerdo. Sin embargo, admiten conocer que cuidar los recursos
beneficia la economía familiar y el medio ambiente. También hay
alto grado de acuerdo respecto del carácter desmedido de los
aumentos.
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