Cada
vez son más las familias que deben regresar al carro para subsistir.
En la Ciudad, hay tanta gente en lista de espera como dentro de las
cooperativas.
En
los últimos meses y como consecuencia de la crisis económica en la
que se encuentra el país tras la disparada de la inflación, la
implementación de los tarifazos y la caída abrupta del empleo en
rubros masivos como la construcción, la cantidad de gente que sale a
la calle a cartonear y revisar basurales ya creció al menos un 15
por ciento en todo el país, y en la Ciudad, la lista de espera para
poder acceder a las cooperativas de reciclado ya duplica a quienes
están dentro de ellas.
El
cartoneo surgió tras la crisis de 2001 y con el crecimiento del país
y la recuperación económica, muchos de ellos lograron fundar sus
cooperativas de trabajo y hasta profesionalizar aquello que hasta ese
entonces era un rebusque. A otros tantos la reactivación de la
construcción y otros rubros les resultó favorable y lograron
obtener un empleo formal que les permitió cobrar un salario en
blanco, con recibo de sueldo, percepciones fijas, horas extra, obra
social, y jubilación incluida.
Sin
embargo hoy, tras siete meses de gestión de Mauricio Macri, las
cosas cambiaron, aunque para mal. La cantidad de familias que
encuentran en el cartoneo un paliativo a su complicada situación,
crece a un ritmo preocupante: ya hay 15.000 nuevos trabajadores
informales que salen a buscar en la basura de otros, el dinero del
día según advirtieron desde el Movimiento de Trabajadores Excluidos
(MTE) en todo el país: “El número de personas que está saliendo
a la calle con un carro en el interior del país es muy grande”,
explicaron.
A
los 100.000 cartoneros que existían en todo el territorio a fines
del año pasado, se estima que ya se le sumaron unos 15.000
ciudadanos, que salen a revisar basurales y contenedores para
subsistir a la crisis económica y social que está golpeando a la
sociedad, y fundamentalmente a la clase baja argentina.
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