Recuperado
por sus trabajadores.
Autogestionado.
No
fue fácil, no es fácil ahora tampoco. Dejamos mucho por esto.
Aprendimos a hacer (y ser) otras cosas para poder devolver el diario
a la calle sin quedarnos nosotros en la calle.
Mañana,
domingo 24, va a estar en los kioscos de la Ciudad y GBA. También
estará, pronto, en un nuevo sitio web. Y esperamos poder ampliar el
circuito de venta lo antes posible. Es lo que -afortunadamente- nos
reclaman desde muchísimas ciudades del país.
Lo
que les puedo asegurar es que el diario ya está, y hace rato, con
nosotros.
El
último sueldo que cobramos fue el de noviembre.
El
último diario que imprimió la vieja patronal fue el 5 de febrero.
Y
acá estamos.
Como
digo siempre: no nos pagaron, no nos echaron, no nos indemnizaron; no
nos fuimos.
Nos
basurearon, nos quisieron enloquecer con promesas y esperanzas que no
cumplieron, llevaron nuestra paciencia al extremo, jugaron con
nuestro esfuerzo, con nuestra plata, con nuestra familia, con nuestra
vida.
Y
aguantamos.
Como
dice el cartel -pegado en una de las paredes de la escalera de la
redacción-, lo hicimos juntos.
"Cuidar
la limpieza
y al
compañero".
Se
necesitaron muchas espaldas, muchos hombros, muchas palabras para
lograrlo.
Mientras,
nos ajustamos, pedimos prestado, conseguimos changas, nos endeudamos,
salimos a vender cualquier cosa. Pero aguantamos.
Lo
hicimos porque confiamos en nuestra capacidad de laburo, en las
posibilidades del diario, en la necesidad -nuestra y de muchos
lectores- de que Tiempo llegue a la gente.
Y
acá están los resultados. Mañana #VuelveTiempo.
Y en
los kioscos.
"No
hacen falta alas
para
hacer un sueño
basta
con las manos
basta
con el pecho
basta
con las piernas
y
con el empeño".
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