Pocos recuerdan, tal
vez, que a la guerra de Malvinas también fueron mujeres. Seis
instrumentistas quirúrgicas, que se alistaron como voluntarias,
estuvieron en la bahía de Puerto Argentino, a bordo del Rompehielos
ARA Almirante Irízar, que funcionó como buque hospital, a unos
seiscientos metros de las islas. Tenían entre 19 y 30 años y nunca
se habían puesto un uniforme de fajina. “Los heridos llegaban muy
sucios, de color negro, por la turba. Los lavábamos con cepillo. Se
los veía muy delgados, mal alimentados, muchos tenían los pies
congelados. Llegaban con una gran necesidad de hablar. Nos contaban
de sus casas, nos comparaban con las hermanas, las novias”,
recuerda Norma Navarro, una de las seis veteranas de Malvinas. Otras
jóvenes enfermeras, con rango militar, –alrededor de una docena–
fueron reclutadas por la Fuerza Aérea y se desempeñaron en el
hospital de campaña que se montó en Comodoro Rivadavia. Hubo
también radio operadoras. Pero su participación fue invisibilizada
y quedó casi en el olvido.
(una nota de Mariana
Carabajal publicada en el Página el 2 de abril 2015)
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