De
trabajadores a empresarios, de recibir órdenes pasaron a tomar
las decisiones y ser propietarios de la mítica Yerba Mate La Hoja,
impuesta en el mercado hace más de cien años por la yerbatera
Martin y Cía. La compañía quebró en 2008 y ahora es manejada por
sus empleados. Después de un largo recorrido que incluyó la
disputa con otras firmas competidoras para quedarse con la licencia
por la etiqueta, la justicia inclinó la balanza en favor de los
trabajadores. Y desde enero, 107 trabajadores administran las tres
plantas y elaboran yerba mate, desde la cosecha de la materia prima
hasta el envasado.
Antes
de que se declare la quiebra dos empresas intentaron mantenerla
funcionando. Al finalizar ese proceso –previa conformación por
parte de los empleados de la cooperativa de Trabajo La Hoja Limitada-
la justicia cedió todos los bienes de Martín y Cia a los
trabajadores. El juez Civil y Comercial de la décima segunda
Nominación de Rosario, Fabián Bellizia, fue quien desestimó la
propuesta de los otros privados y resolvió dejar en manos de los
empleados la conducción del depósito ubicado en Zona Oeste de
Rosario, las plantaciones en Puerto Mineral y la planta industrial en
San Ignacio. Así, cerca de 120 trabajadores, de los cuáles 48
tienen 40 años de antigüedad, mantuvieron su fuente laboral.
Esteban
Mielnik, secretario de la cooperativa, recordó que “a mediados
de 2014 comenzó nuestra intervención, en 2015 se organizó todo
para reanudar la actividad, lo que ocurrió en enero de 2016”. Al
principio eran 120 las personas que trabajaban en la empresa, de las
cuales quedaron 107 efectivos. “Todos cumpliendo las mismas
funciones, pero con mayor responsabilidad porque cada uno es un
poquito dueño de esto y de lo que quedó de la quiebra”,
manifestó.
Primera
yerbatera recuperada
La
Hoja es la séptima empresa recuperada en Misiones y la primera
yerbatera que pasa a manos de los trabajadores. Mielnik comentó
que “los meses previos a hacernos cargo fue bastante difícil,
porque costaba ponernos de acuerdo. Hubo gente que quedó fuera del
proceso y se ha ido. Fue complicado entender la operatoria de una
cooperativa, básicamente consensuar. Estamos aprendiendo a
consensuar”.
También
Alejandro Fonseca, tesorero de la cooperativa, reconoció que
“hacerse cargo de la empresa fue una tarea ardua para los
trabajadores. Fue difícil, al principio todo cambio cuesta. Somos
todos socios y dueños, responsables si nos va mal o bien. Creo que
nos irá bien, porque estamos trabajando bien, la gente trabaja con
entusiasmo”.
Ahora,
comentó Fonseca, “todos piensan en la cooperativa y que tenemos
que producir. Si tenemos que venir los sábados venimos, si hay que
quedarse un par de horas, lo hacemos”. En tanto los sueldos no
se modificaron mucho. “Ahora somos monotributista, estamos
ganando igual y hasta un poco mejor”, afirmó Fonseca.
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