“...
Lopérfido ha sido repudiado hasta ahora en todos los campos de la
cultura nacional e internacional. Varios miles de referentes
culturales de todo el mundo firmaron una solicitada reclamando su
renuncia. Los organismos de derechos humanos lo declararon persona no
grata. Doscientas mil personas clamaron por su renuncia el último 24
de marzo en Plaza de Mayo. En decenas de funciones teatrales, al
término de cada función los elencos leen un texto de repudio al
ministro negacionista. Incluso se produjeron actos de repudio entre
los acicalados habitués del Teatro Colón.
Faltaba
el BAFICI. Este atardecer se produjo un episodio espontáneo cuando
un grupo que esperaba para entrar a ver las películas que esta noche
se proyectaban reconoció la presencia del negacionista. Algunos lo
increparon y él con actitud provocadora intentó reafirmar que
estaba históricamente demostrado que los desaparecidos fueron muchos
menos que los que se dicen. Miembros del staff de La otra andábamos
por ahí y nos acercamos. La ola de repudio fue creciendo y tuvimos
la oportunidad de decirle cara a cara que tenía que renunciar, ya
que era una vergüenza para la cultura porteña. El habrá pensado
que podía moverse por el festival de cine jugando de local, así que
se habrá sorprendido a medida que se sumaban más personas a pedirle
la renuncia.
¡Qué
renuncie! ¡Qué renuncie! reclamaba un centenar de voces congregadas
de manera espontánea. Lopérfido se escondió un rato en la librería
que está a uno de los lados de la entrada del Village y esperó que
el clamor decreciera. Al rato volvió a salir con el rictus
provocativo que tiene impreso en su cara de piedra. Al verlo, se
empezó a producir una nueva ola de repudio, esta vez más enérgica.
No se trataba de insultos ni de ningún tipo de violencia física. El
público presente, algunos cineastas y críticos, también nosotros,
parte del staff de La otra, pedíamos simplemente su renuncia. Al ver
que la ola de repudio crecía, Lopérfido cambió su actitud
desafiante por un oportuno escape bastante apurado. Tuvo que
escaparse del BAFICI, lugar que por alguna razón él pensó que es
dueño de casa. Más tarde, en algunas funciones de películas
argentinas, sus realizadores leyeron, al término de proyección, una
declaración de repudio y el pedido de renuncia de Lopérfido. Es
posible que en algunas horas aparezcan filmaciones realizadas
espontáneamente con los celulares de los que estaban presentes."

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