Llegó a su fin la 46 Asamblea
General de la Organización de Estados Americanos, que durante tres
días reunió a cancilleres y embajadores de todos los países de
América Latina y el Caribe junto a EEUU y Canadá. Este artículo
propone cinco puntos para comprender lo que dejó la cumbre, y las
posibles repercusiones que la misma tenga en los próximos meses:
a) Danilo Medina reivindicó a
República Dominicana durante un importante discurso inaugural
El presidente anfitrión, aplomado
pero con mucha firmeza, dijo las cosas con claridad: “la
OEA debe pedir perdón” tras lo que fuera la invasión
norteamericana de 1965, legitimada por este organismo. Este
discurso, en el cual además Medina pidió que sea Unasur quien
garantice el diálogo en Venezuela, marcó la pauta de lo que
sucedería en los días posteriores. Fue apenas un mes después de
una contundente votación que reeligió al presidente dominicano,
desmintiendo -al menos parcialmente, sobre todo tomando en cuenta la
realidad centroamericana- el “fin de ciclo” continental.
b) EEUU buscó embestir a
Venezuela, pero encontró un freno en el discurso de Delcy Rodríguez
La intención de Kerry fue
“romper el hielo”, interviniendo en primer lugar, buscando luego
adhesiones a su posición sobre Venezuela. No esperaba una
respuesta tan rápida de la canciller venezolana, quien pidió la
palabra al instante, tal como había hecho en Asunción, Paraguay, en
diciembre pasado durante la Cumbre del Mercosur (en aquel entonces,
respondiendo a Mauricio Macri). Allí, Rodríguez recordó a López
Rivera, el puertorriqueño que aún permanece detenido por pedir la
independencia de su país y reclamó respeto por la soberanía
venezolana.
Esto sucedió apenas horas antes de
la reunión de ambos cancilleres, donde Kerry y Rodríguez, ya en
otro tono, intercambiaron opiniones sobre la situación de Venezuela
y acordaron avanzar hacia una regularización diplomática entre
ambas naciones, previendo una próxima reunión -a corto plazo- en
base a este tema.
c) Almagro volvió a quedar
deslegitimado en su papel de Secretario General
El Secretario General no evitó la
tentación. Se puso -nuevamente- a favor de una de las partes en
el tema venezolano. Así, dejó de lado cualquier equidistancia,
signo que debería marcar la mirada de un Secretario General de una
organización. Nicaragua llegó a plantear la posibilidad de
apartarlo por estas posiciones, con un potente discurso en la
plenaria del primer día.
Además, Almagro también fue
derrotado cuando Venezuela impuso una reunión para el día 21 de
junio, junto al Consejo Permanente de OEA, con los ex presidentes
convocados por Unasur para actuar en el diálogo venezolano
(Zapatero, Torrijos y Fernández). Pero faltaba más: en el
último día de la Asamblea General, la propuesta de Rodríguez de
elevar al Consejo Permanente un debate sobre la actuación del
Secretario General ganó 19 a 12, erosionando aún más la capacidad
de respuesta del ex Frente Amplio. Muy pocos países ensayaron
una defensa del Secretario General durante la cumbre, lo que ilustra
la soledad en la cual el uruguayo se encuentra. Deberá pensar,
fríamente, los pasos a seguir luego de varias derrotas de forma
consecutiva.
d) El ALBA y los países de
Caricom volvieron a mostrarse como bloques sólidos
Hubo unidad en los discursos de
Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador y los países de Caricom. En
ese sentido, la reunión de la Asociación de Estados del Caribe,
realizada semanas atrás en La Habana, Cuba, sirvió de antecedente
importante para esta cumbre, unificando una posición en relación al
tema Venezuela, OEA y Unasur.
También la solidez que presentra
PetroCaribe se reflejó en la Asamblea General de la OEA, dándole
vigorosidad a la unidad latinoamericana y caribeña. Esto toma
mayor relevancia ante el cambio de gobierno en Argentina y Brasil,
que provoca una modificación parcial de la correlación de fuerzas
en la región, y cierto amesetamiento en instancias como el Mercosur.
e) ¿Cuál es el futuro de la
OEA?
La Organización de Estados
Americanos, desde sus inicios, tuvo como característica peculiar la
fuerte presencia de EEUU. Su sede en Washington es un reflejo de
eso: la OEA fue pensada como el instrumento de vinculación (¿o
dominación?) con América Latina y el Caribe. Además, la expulsión
de Cuba (1962) por su filiación ideológica y la propia invasión a
Dominicana, tres años después, grafican el historial de esta
organización.
En ese sentido, la promisoria
aparición de la CELAC abrió un importante espacio donde los 33
países de América Latina y el Caribe comenzaron a debatir sus
realidades sin injerencias externas. Sin embargo, la OEA siguió
funcionando, intentando tomar postura sobre temas candentes e
importantes desde la perspectiva de los EEUU. La errática
actuación de Almagro desde su elección al frente de la Secretaría
General abre un momento de convulsiones dentro de la OEA, donde
América Latina y el Caribe deberá preguntarse que es lo que puede
aportar esta organización en los próximos años.
Sobre el tema opinó días atrás
Evo Morales Ayma, presidente de Bolivia, quien advirtió que, de
continuar la política injerencista de parte de sus autoridades, su
país podría abandonar el organismo. Lejos de tomar su
consideración como mera retórica, las autoridades de la OEA
deberán tomar nota del descontento que hay en relación a este
organismo y a la actuación de su actual Secretario General.
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