Según un estudio privado, el
52,3% de los habitantes de la Provincia de Buenos Aires fue despedido
o tiene temor a ser cesanteado. Además, la preocupación por el
desempleo trepa al 30,4%, superando a la inquietud por la inflación
Como una sombra en medio de la
noche, el temor a perder el empleo acecha a más de la mitad de los
bonaerenses.
Según un estudio privado, el
52,3% de los habitantes de la Provincia de Buenos Aires tuvo
“problemas de empleo” en el primer semestre de Mauricio Macri y
María Eugenia Vidal en el poder.
El relevamiento, realizado entre
unas 1.569 personas en todo el territorio provincial, señaló además
que el desempleo está al tope de las preocupaciones, con un
30,4%, superando a la inflación, con un 25%. En tanto que la tercera
opción más elegida fue la “falta de gestión”, con un 18%.
No obstante, este preocupante
52,3% no implica que todos estén desocupados, pero sí que esa
problemática atemoriza a buena parte de los bonaerenses, que
advierten cómo personas de su entorno son golpeados por los
despidos, la inflación y la recesión.
De hecho, ese porcentaje de
entrevistados por la consultora CHM & Asociados deslizó que
“está buscando nuevas fuentes de ingreso para sobrellevar el
malestar económico”, al tiempo que responsabilizaron al actual
Gobierno por el “ajuste de la economía”.
En el mismo sentido, el prometedor
“segundo semestre” que el macrismo enarbola como una extensión
de su campaña, no genera mayores expectativas en el 61,8% de los
bonaerenses consultados, quienes contestaron que “no” esperan
“que la situación mejore” en la segunda parte del año.
Al respecto, el profesor en la
Universidad de San Andrés, Roberto Dvoskin, le dijo a Hoy que la
situación se compara a la de la década menemista. Menem logró con
un 20% de desempleo ganar las elecciones de 1995. Ahora, la
pregunta que hay que hacerse es si al Gobierno le preocupan o no
las minorías, porque un 20% de desempleo, por ejemplo, es un número
altísimo, pero sigue siendo una minoría. El problema está en
que la gente ya comienza a tener miedo a perder el empleo. Si esta
situación no se revierte, vamos hacia una crisis profunda”.
“El relato oficial dice que en el
algún momento, por alguna razón que la mayoría de nosotros
desconoce, las cosas van a mejorar de la noche a la mañana, que
van a llover dólares y que la economía se va a reactivar. Hasta
ahora hay muchas promesas, mucho discurso pero una realidad muy
esquiva”, aseguró el economista.
Entre esos “relatos”, Dvoskin
citó el mentado “segundo semestre, en el que, se dice, la
inflación -que, según privados, supera el 42% interanual- va a a
bajar. ¿Cómo? A través de un ajuste y una recesión que sentimos
desde hace cinco meses, reduciendo el consumo, enfriando la economía,
achicando el poder adquisitivo de la gente”.
De hecho, semanas atrás, otro
estudio de Fedecámaras, que nuclea a las principales Pymes del país,
llegó a otra conclusión preocupante para la Provincia: en los
últimos cinco meses cerraron 2.000 comercios, aquejados por una
coyuntura en la que los incrementos en los costos, los tarifazos y la
caída en las ventas son moneda corriente.
“El camino elegido es
gravísimo” Por Agustin D’Attellis (*) Especial para Hoy
Estamos ante una realidad muy
compleja y la Provincia de Buenos Aires, como el resto del país, no
escapa a esta coyuntura en la que se sigue tirando para abajo el
poder adquisitivo de los salarios. Esto lleva a la economía a un
círculo vicioso, donde siguen cayendo el consumo, la demanda, la
producción y el empleo.
Si algo queda claro es que una de
las patas por las que cierra este modelo es con bajos niveles de
trabajo, quitándole poder de negociación a los laburantes y a los
sindicatos, apostando a la recesión para, de ese modo, bajar la
inflación en el corto plazo, en el segundo semestre como se
promete. Pero este es un camino gravísimo, porque la baja de los
salarios en términos reales lo único que hace es debilitar el
mercado interno y confluir en una recesión de la que no se sabe cómo
vamos a salir.
Lo preocupante es que en
Cambiemos creen que el mercado va a resolver el problema del empleo,
y eso no puede ser nunca así, porque para el mercado el empleo es un
número. Si continuamos en esta senda podemos tener las consecuencias
trágicas que vivimos en los ‘90, con una masa muy grande de
desocupados y marginados del sistema.
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