¿Es posible que el exsecretario
de Estado José López haya realizado un delito cinematográfico? De
ser así, ¿qué hay detrás de esta inverosímil escena?
Titular catástrofe, a triple
columna de Clarín: “Detienen al ex vice de De Vido mientras
intentaba ocultar bolsos con dólares”. Y la bajada,
redundante y orgásmica, señala: “EX Funcionario K. José López
quería esconder en un predio de General Rodríguez bolsos con
dólares. Fue el secretario de Obras Públicas durante los 12 años
de las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner.”
Inmediatamente el macrismo, en su
peor mes luego de su peor mes y en la previa de su peor mes,
descorchaba champagne. El presidente Mauricio Macri, la
gobernadora María Eugenia Vidal y hasta el intendente de Rodríguez
(el ignoto Miguel Kubar) manifestaban su “asombro”. Ahí está:
estamos muy pero muy mal porque el kirchnerismo se robó todo. Y lo
prueba la maniobra de un funcionario de segunda categoría (no un
ministro, sino un secretario de Estado).
Voy a intentar reconstruir el hecho,
según las informaciones que el matutino Clarín ha hecho públicas.
Algunas cosas van cambiando conforme pasan las horas, sepan
disculpar.
José López está en su casa. Seis
meses después de la victoria del macrismo y la ofensiva judicial
desplegada contra el kirchnerismo, no deposita su dinero mal habido
en una cuenta en Panamá o Bahamas. Lo tiene debajo del colchón.
Guarda el dinero de la misma manera que mi mamá guardaba dólares
en el sótano de mi casa de la infancia, en Villa Mitre, Bahía
Blanca. Incluso, al igual que ella se le humedeció un poco. Okey.
Ya pasada la cena, suena el
teléfono. Lo llama alguien en quien confía mucho y sabe que guarda
esa friolera de dinero, o no confía pero supone que es una persona
muy informada sobre los movimientos del partido judicial y de su
patrimonio.
Ché, te van a allanar.
Posta segurola.
Uh ¡qué pelotudo! Me
olvidé que tenía 8 palos en el colchón.
O bien:
¡No te lo puedo creer!
¿Van a venir por mí, que apenas fui el primer secretario de Julio
De Vido, el ministro de Obra Pública por 12 años y denunciado
sistemáticamente por Elisa Carrió?
Sí, sí, van por vos.
Rajá rápido y escondé todo.
Entonces López hace lo siguiente.
Agarra los 8 o 9 millones de dólares, es decir 80 mil billetes de
cien dólares (muchos más si tiene dinero en una denominación
menor), algunos relojes y los empieza a guardar. Hay debate en la
internet sobre cuánto espacio ocupan esa suma, pero un número
moderado serían 8 (9) valijas de medianas a grandes. Cada palo,
según el mismo informe de Jorge Lanata, pesaría unos 12 kilos,
por los que está cargando entre 96 y 108 kilos de dinero. Más los
súper relojes. López tiene un excelente estado físico, a pesar de
sus 55 años y carga solo este volumen y peso. Con la mano libre,
o quizás colgando como bandolera, manotea un rifle. La seguridad
es lo primero.
Si hasta acá el relato parece
nacido de la mente febril de un fan de Breaking Bad (López también
es pelado, pero no usa candado), veamos qué hace entonces. A plena
madrugada se dirige a un convento que al principio se dijo abandonado
y ahora parece que está habitado por dos monjas. Está bajando
los 8 bolsos que pesan 96 kilos para “enterrarlos”, luego se
precisó que los arrojaba por encima de un paredón, la última
versión es que estaba ocultándolos en la cocina. Una vecina, que
luego pasó a ser un vecino, está(n) desvelado(s). Es una noche
helada en una zona semirural de General Rodríguez. Pero sale a
pasear para recuperar el sueño, quizás el perro quiera defecar.
Entonces ¿qué ve? ¡Oh! ¡Un pelado bajando bolsos a un convento
para enterrarlos! (O los está tirando por un paredón, o no lo ve
porque está en la cocina del convento pero igual sospecha algo) ¡Y
carga un arma! Es obvio que se trata de un delito. A diferencia
de aquella publicidad de De Narváez en 2011, cuando quería ser
gobernador, no se mete en su casa y se va a dormir asustado. ¡Es un
ciudadano comprometido! Al principio no se sabía quién era, ahora
parece que es un productor de pollos llamado Jesús.
Entonces llama al 911, para avisar
que algo muy irregular ocurre en su despoblado vecindario. Como no
suele suceder, la Bonaerense llega en tres minutos, y aún no se sabe
cómo, pero debe tener que ver con la prestancia de los medios, los
periodistas de Clarín y Nación se enteran de toque, y pueden
fotografiar parte del botín. El mismo Marcos Peña reconoció
que “la detención fue de película” y para Clarín: “la
escena de ayer a la madrugada bien podría animar un capítulo de las
correrías de Butch Cassidy”.
El champagne del macrismo, el poder
judicial y Clarín no solo emerge del imaginario que esto despierta
sobre la gestión kirchnerista. Por elevación, queda implicada la
curia local, en especial el obispo Rubén Di Monte, "consejero
espiritual" de De Vido y nexo con el Gobierno”. Y tácitamente,
es una pase de facturas al Papa, como explicitó el cacerolero
macrista Luciano Bugallo.
López no solo es un chorro. Como
señaló buena parte del FPV, esas prácticas llevaron al
kirchnerismo a la derrota. Y por ello López también es cómplice
del monumental daño que el macrismo le está imponiendo a nuestra
gente. Pero la historia es tan singular, tiene un tufillo a
operación que también hay que evaluar otras opciones.
En diciembre del año pasado, le
hice una entrevista a Cristina Camaño. Ella fue la prestigiosa
fiscal del caso Mariano Ferreyra y la última responsable del área
de escuchas de la SIDE (OJOTA) durante la era K. Camaño me
explicó que con las reformas del macrismo, el stiusismo – es
decir, la SIDE de las operaciones y los aprietes – recuperaba el
poder. A esto hay que agregar otro personaje oscuro, Sergio
Schoklender, que también era un enemigo público y en las sombras de
López.
Sea Stiuso, Schoklender o algún
heredero de esas prácticas, todo indica que la SIDE noventista
está de regreso. Esto abre un enorme abanico de dudas. López es
un chorro, sí. Puede haber negociado con la SIDE toda esta puesta en
escena porque lo estaban extorsionando judicialmente, también. Y si
la hipótesis es correcta, veremos nuevos capítulos del Breaking Bad
criollo.
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