Una de las pocas políticas de
estado que Argentina sostiene desde el retorno de la democracia es la
integración regional. El Mercado Común del Sur es el modelo al
que apostaron los presidentes radicales y peronistas que se
sucedieron en la Casa Rosada desde 1983. Mauricio Macri parece
dispuesto a dar por terminado ese proceso. Cuenta con un socio
entusiasta: el canciller de Brasil, José Serra. En el encuentro
que mantuvieron esta semana en Buenos Aires hablaron de “romper”
la unidad aduanera del bloque. Tanto Serra como los economistas que
pueblan el gabinete de Mauricio Macri apuestan a un alineamiento
mayor con los Estados Unidos y confían en los posibles acuerdos
de libre comercio que podrían establecer con terceros países.
Algunos analistas consideran que esa medida implica firmar el
certificado de defunción del proceso integrador. Cambiemos arrasaría
así con una política que tuvo su mayor nivel de expresión en la
Cumbre de Mar del Plata con el rechazo al ALCA -propuesto por el
entonces presidente de EEUU, George Bush- y que dio impulso a la
UNASUR como órgano político supranacional.
El Mercosur nació formalmente el
26 de marzo de 1991 con la firma del Tratado de Asunción por parte
de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Su principal
antecedente fue el acuerdo que habían rubricado los presidentes Raúl
Alfonsín y José Sarney el 30 de noviembre de 1985: la llamada
Declaración de Foz de Iguazú que daba inicio a la integración
bilateral entre Argentina y Brasil. En 1994 el Protocolo de Ouro
Preto estableció un arancel externo común y desde 1999 una zona
libre de aranceles entre sus integrantes. Luego se sumó
Venezuela, socio pleno desde 2012, y Bolivia que se encuentra en “en
proceso de adhesión”. El Mercosur es considerado una potencia
económica con un PIB de 4,58 billones de dólares, 13 millones de
kilómetros cuadrados de territorio y 300 millones de habitantes. Es
considerado el cuarto bloque económico del mundo.
“Es” o habrá que decir “era”.
José Serra no tiene dudas. Es un acérrimo enemigo del Mercosur.
Miembro del Partido de la Social Democracia Brasileña, el actual
canciller cuestionó muchas veces al bloque regional. Derrotado
en las elecciones de 2002 por Lula y en las de 2010 por Dilma
Russeff, ahora tiene la posibilidad de ejecutar una tarea que las
urnas le negaron dos veces. En la reunión con Macri, de la que
participaron la vice presidenta Gabriela Michetti y la canciller
Susana Malcorra, logró los dos objetivos de su visita: obtener un
respaldo explícito de Argentina al gobierno de Michel Temer –algo
que no hicieron los países de la región ni siquiera los Estados
Unidos– y asestar el primer golpe al mercado común, al proponer
liquidar la unión aduanera.
Ante los funcionarios argentinos,
Serrá, enarboló su teoría: que cada país pueda negociar alianzas
de libre comercio con quien quiera. Brasil con el bloque del
Pacífico, o con Chile, o con Estados Unidos y lo mismo Argentina. La
sola idea es incompatible con el Mercosur. El argumento del ex
gobernador, ex diputado y ex senador brasilero es que el bloque
comercial sudamericano es lento, que no logra la cantidad de acuerdos
que lograron otros países por su cuenta y pone de ejemplo a Perú y
a Chile. El Ministro de Hacienda argentino, Alfonso Prat Gay es un
aliado de Serra en el proyecto.
La operación de desmantelamiento
del proceso integrador está en marcha y surgen algunos
interrogantes: ¿el 51 por ciento de los argentinos que le otorgó
su apoyo en las urnas a Mauricio Macri, comparten la propuesta? ¿La
UCR, que con Alfonsín y Fernando De la Rúa, abonaron el Mercosur en
sus presidencias? ¿Cuál es la opinión de Elisa Carrió y la
Coalición Cívica? ¿Sergio Massa y Roberto Lavagna tendrán algo
que decir?
Argentina, Brasil y el resto de los
países de Sudamérica tienen un destino común desde el origen de
sus procesos históricos como naciones independientes. Ese destino
común tiene defensores y enemigos desde hace dos siglos. Se abre un
nuevo capítulo de una batalla que es económica pero también
política y cultural. Como diría León Felipe la pelea es
entre quienes quieren llegar “solos y pronto” y los que quieren
“llegar con todos y a tiempo”.
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