viernes, 3 de junio de 2016

Alrededor de 40.000 personas acompañaron la marcha de las dos vertientes de la Central de Trabajadores Argentinos

Alrededor de 40.000 personas acompañaron la marcha de las dos vertientes de la Central de Trabajadores Argentinos...
-Atrás, compañeros, atrás: ya va a haber tiempo para la foto.
Los que gritan son los encargados de la organización y seguridad de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que intentan que periodistas y fotógrafos no se abalancen para dejar registro del acontecimiento de la movilización que partió desde Avenida de Mayo y Piedras hasta la Plaza de Mayo: Hugo Yasky y Pablo Micheli, secretarios generales de la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma, enfrentados y divididos hace años, caminan juntos y entrelazados en el medio de una cabecera que, según sus estimaciones, aglutinó a 40 mil trabajadores de los más variados gremios.
Esto produce un resultado que va a ser histórico”, dice Yasky a lavaca. “Creo que esto demuestra que el pueblo argentino quiere salir a la calle a luchar. Desde las CTA, lo que hemos posibilitado es este encuentro de sectores tan diversos. Y creo que vamos camino al paro nacional, porque el pueblo sabe por historia que si no sale a luchar en este momento, en la calle, nos van a pasar por arriba. Hay que defender el trabajo, la unidad nacional, y hay que bancar a aquellos que están sufriendo, que están pasando hambre o que teniendo un trabajo no les alcanza para llegar a fin de mes”.
¿Qué dice Micheli? “La respuesta es muy buena. Es una política acertada salir a la calle frente a una política de ajuste tan tremenda como está sufriendo el pueblo argentino. Me parece que ese es el camino: la unidad de las CTA en la calle y de todos los que luchan. Obviamente esperamos que la CGT también nos acompañe para resolver un paro nacional”.
Más allá de la adhesión y movilización de algunos sindicatos que no están en las CTA, como bancarios y aceiteros, fue significativa la ausencia de las tres CGT después de la masiva movilización del 29 de abril por el acto del Día del Trabajador y luego del veto del presidente Mauricio Macri a la Ley Antidespidos. Ausencia simbólica, y también política. Micheli: “Es una decisión más lenta que la nuestra. Pero más temprano que tarde volveremos a estar en la calle y parando todos juntos”.
Yasky: “Creo que cometen un error. Pero hay que abrirles la posibilidad de que nos volvamos a encontrar. Nadie nos perdonaría no salir a pelear en este momento”.
Fin de mes
El clima no ayuda, pero miles de trabajadores comenzaron desde el mediodía a concentrarse bajo una intermitente lluvia en una movilización que unificó reclamos contra los tarifazos, el veto a la Ley Antidespidos, la represión a los trabajadores de Tierra del Fuego y Santa Cruz y la que vivieron durante la mañana del mismo jueves los empleados de seguridad de Ezeiza que habían cortado la autopista Riccheri, frente al acceso al propio Aeropuerto Internacional. Hubo movilizaciones en varios puntos del país.
Adrián Dávalos, secretario general de Rosario y secretario gremial de la Federación Aceitera, explica por qué marchan: “Si bien cerramos una paritaria con el 38 por ciento, que alcanzó un salario de 20 mil pesos, la situación y el contexto general es preocupante. El presente de muchos trabajadores es malo. La unidad va más allá de la dirigencia: es necesaria. Tenemos que hacer huelga y movilizaciones generales”.
¿Y la ausencia de la CGT? “Está claro que hay distintos intereses. Hay que decirlo con todas las letras. Es más, te diría que antes de exigir por la ley antidespidos, que está muy bien, esto se soluciona con huelga y movilización general. No la hicimos antes de ir a pedir la ley. ¿Qué más hace falta para hacerlo? Este es el mismo modelo que viene de los años 90. Y nosotros no queremos volver a cagarnos de hambre. Nosotros no militamos ni hacemos política, pero no somos zonzos: este gobierno es para los ricos y nadie más”.
Daniel Catalano, secretario general de ATE-Capital. “Esto comenzó con las reuniones de las cinco centrales obreras en el marco de la construcción de una herramienta que posibilitara conservar las fuentes de laburo. Fue el proyecto de ley. Habíamos pactado que si el Presidente la vetaba, íbamos a salir a la calle. Nosotros estamos cumpliendo con lo que nos comprometimos. No sólo en Capital: hay movilizaciones en Jujuy, Neuquén, Chaco. Se vulneraron nuestros derechos constitucionales. Es terrible porque nos estamos quedando sin elementos de supervivencia. La guita no alcanza. Los productos se han disparado. Se ha generado una nueva clase trabajadora que es una clase trabajadora pobre. Vas a un supermercado y está vacío. Los negocios cierran. Hay 30 mil empresas menos. Hay más de 2 millones de personas que pasaron a estar en un nivel de pobreza en cinco meses de gestión”.
¿Cuál es la situación en Capital? “Hay 11 mil trabajadores nacionales menos. Y fue muy poco lo que pudimos recuperar, por eso hicimos siete paros contando el de hoy. Es un capricho del Estado porque no es que están echando trabajadores para reducir la planta, sino que han echado selectivamente por sus vinculaciones con la política. Han hecho toda una persecución ideológica, revisando perfiles en redes sociales, correos, metiendo a la policía en lugares de trabajo. La semana pasada despidieron a 300 laburantes de ANSES y ayer llegaron 800 telegramas de RENATEA (Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios), de los cuales 200 son de Capital. Es muy serio lo que está pasando, y es importante que los dirigentes estén a la altura de lo que las bases están exigiendo, sin mezquindad política. Al laburante no le importa el color de la bandera, el sello, el logo: lo que quiere es una situación que le posibilite llegar a fin de mes”.
Pero la CGT está ausente. “Tienen otros tiempos. Están discutiendo cómo plantarse frente al gobierno. Pero hay mucha presión de las bases. Los tiempos no son los que quizá nosotros necesitamos, pero indudablemente, hoy, mañana o pasado, eso va a pasar porque se están perdiendo miles de puestos de trabajo”.
Los otros trabajadores
Uno de los que está trabajando durante la movilización es Carlos, vendedor de churros. ¿Cómo ve todo lo que está pasando? “Estamos hasta las manos. Y se va a pudrir todo. Se tiene que pudrir, porque esto no se aguanta más. Está todo mal, mal, mal. Mirá, yo pagaba 200 mangos de luz cada dos meses y ahora pago 850. Sin contar lo que me va a venir de gas. Y soy de San Miguel: tengo unos 40 pesos de ida y de vuelta en transporte. Además, me bajaron las ventas un 60 por ciento”.
Otro no sindicalizado es Sergio, de Villa Soldati, vendedor de choris y hamburguesas: “Todo mal. No nos alcanza para nada. Antes juntábamos una moneda porque nos sobraba algo. Ahora no. Cuando laburamos poquito se gasta todo en la nafta, o el carbón que aumentó, o el gas que es más caro. No hay margen. Y no podés subir la comida porque la gente no la compra”. ¿Cómo está el barrio? “Mirá, hay comedores. Ayudan mucho. Pero aumentó la necesidad, se ve mucha más gente”.
Pasa Claudio Marín, de FOETRA (Telefónicos). “Estamos los que estamos y los que no. Es un error político el de la CGT, creo, pero hay que respetar los tiempos de cada organización. Nosotros, en lo particular, pedimos un aumento del 39 por ciento y no tenemos despedidos porque estamos manteniendo a raya a las empresas. Hay mucha resistencia, pero nos falta ganar cada vez mayor articulación”.
Más cerca de Plaza de Mayo Abel, vendedor de diarios, pregunta de qué medio somos, y pide: “Quiero una de esas fotos que ustedes hacen”. ¿Cómo se ve el país desde el kiosco? “La venta cayó un 50 por ciento. Espero que se solucione para poder solventar a la familia. Tengo dos hijos que están en la universidad. Soy de Munro, una hora para venir, y pago un alquiler. Los servicios se me dispararon. La cosa está complicada”.
Julio, de La Matanza, hincha de Almirante Brown y de Boca, vendedor de banderas. “Desgraciadamente, esto recién empieza. Ya pasó con Martínez de Hoz y Cavallo. Esta película ya la vimos. Y lamentablemente va a ser peor. Imaginate, yo tengo que aprovechar un día como hoy porque en la semana está jodido vender. Y los aumentos de tarifas: ¿cómo le podés cobrar lo mismo a uno de Puerto Madero que a un laburante de La Matanza? Lo matás. O lo obligás a comer salteado”. ¿Cómo se sale de esto? Su hipótesis: “No hay que pagar la luz ni el gas ni nada. Hay que ponerse de acuerdo entre cuatro o cinco vecinos por cuadra y no pagar. Ahí se van a dar cuenta. Porque, legalmente, a los amparos los borran con el codo. O como hacen ellos: con decretos”.
Ante la cámara de fotos dice, con una bandera que busca especialmente: “Sacame con la del Che. Necesitamos uno así”. En un bar de Avenida de Mayo se ve una pantalla roja, con uno de los clásicos carteles de Crónica TV: “Ganaron las elecciones con el ‘se puede vivir mejor’ y gobiernan con el ‘vivían demasiado bien’”.
Para Beto Pianelli, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Subte y Premetro, la marcha es una continuidad del escenario de movilización que vive Argentina. “Pasaron la marcha de la comunidad educativa, la del acto por el Día del Trabajador: todas contra las políticas antipopulares que viene tomando este gobierno desde que se instaló, que cada vez son más evidentes, porque empiezan a tocar el bolsillo y las condiciones materiales de los sectores populares. Algo que en campaña no dijeron que iba a hacer. Había necesidad de dar una respuesta, sobre todo después del veto a la ley. Lamentablemente no la pudimos hacer todos los mismos que estuvimos el 29”.
¿Cómo evalúa esa decisión? “No estar acá tiene un costo político. Es un error muy grande el de la CGT. Pero creo que, inevitablemente, vamos hacia un reagrupamiento de sectores importantes de los trabajadores. Y aquel que no se ubique allí, obviamente va a pasar a la historia”.
El sindicato logró una paritaria del 32 por ciento con una cláusula para abrir en septiembre en caso de un desfasaje. “Fue la tercer mejor paritaria del país. Todavía no hemos sufrido el ajuste de forma directa, porque es un medio de transporte, un servicio. Generalmente, somos los últimos, cuando la gente ya no tiene para viajar”.
La jubilada
Hubo muchas personas autoconvocadas. Mientras la locutora del acto llamaba a movilizar el viernes para #NiUnaMenos (“Para decir ni una víctima más de la violencia machista”), habla Blanca Gorosito, jubilada, vecina de Balvanera, pin de “Yo no lo voté” en el saco, tapa de olla en una mano, cuchara de madera en la otra. “Estoy cansada de este gobierno. No se fija en los pobres ni en aquellos necesitados que han echado de sus trabajos, que no tienen pan en la mesa. Eso me duele. Quisiera que este hombre recapacite. No puede aumentar la luz ni el gas como aumentó. No es justo para nadie. Todos tenemos derecho a comer y vivir. Esto es tristísimo”.
Al menos anunció un blanqueo para pagar a los jubilados.
Blanca suspira: “¿Vos le creés algo? No le creas nada, corazón”.

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