En enero de este año, Mauricio
Macri participó del Foro Económico Mundial de Davos acompañado por
el renovador Sergio Mazza y se mostró exultante en las redes.
“Volvimos a Davos. Allí mantuvimos reuniones con mandatarios
del mundo y ejecutivos de las más grandes compañías del planeta.
De estos días vertiginosos hacemos un balance muy positivo en todo
sentido”, indicó Macri en su cuenta oficial de Facebook. A
pesar de que se reunió con David Cameron, olvidó absolutamente de
mencionar Malvinas. Eso sí, estuvo con Joe Biden, quien le prometió
“ayudar a la Argentina” para volver al mercado de capitales.
Ni Macri ni Massa se refirieron al
informe que se presentó en esa cumbre sobre el trabajo en el mundo,
sus desafíos y riesgos. Bajo el título “El Futuro de los
empleos, habilidades y estrategias para la Cuarta Revolución
Industrial” (The Future of Jobs Employment, Skills and
Workforce Strategy for the Fourth Industrial Revolution), en el
informe se hace un balance de las condiciones actuales y futuras
requeridas en el mundo del trabajo y se recomienda un conjunto de
propuestas de adaptabilidad a las necesidades de las grandes empresas
multinacionales.
Ni Macri ni Massa cuestionaron
una coma de ese informe central y lo aceptaron con la misma
naturalidad que asimilan todos los dictados del capitalismo global,
como si se tratase del movimiento de los planetas o la composición
material de los astros. Macri celebró su reunión con los
directivos de Coca-Cola, Shell y Total, y dijo: “Piden solamente
estabilidad en las reglas de juego y están muy entusiasmados con el
cambio”.
El informe en cuestión se basa en
datos recogidos en entrevistas con los altos empresarios a nivel
mundial que representan 371 industrias (ver recuadro “Las empresas
que votan por el cambio”), sobre el talento de los trabajadores,
qué se ajusta a sus necesidades específicas y la evolución futura
de los mismos. Esas empresas emplean a 13 millones de trabajadores
de nueve sectores diferentes de la industria con presencia en todos
los países desarrollados y algunos emergentes del sudeste asiático
(ASEAN), más Australia, China, Sudáfrica, India, Brasil, México y
algunos países del Golfo (CCG).
Todo ello con el fin de adecuar el
mundo a las necesidades de las grandes empresas, como revela sin
pudor el propio informe: “Las ideas y los trabajos del proyecto
se utilizarán para identificar las lagunas de competencias
esenciales en base a las necesidades de la empresas. El Foro
Económico Mundial juega entonces, un papel facilitador con el fin
de avanzar el diálogo común”
El informe sostiene que el debate
sobre las transformaciones del empleo estuvo fuertemente polarizado
entre quienes prevén límites al crecimiento del trabajo y los que
auguran desplazamientos masivos de puestos de trabajo. Y señala que
“un objetivo principal es desempaquetar el impacto relativo de los
distintos factores de cambio y proporcionar información específica
sobre la magnitud relativa de estos cambios esperados por la
industria, la geografía y el plazo previsto para el impacto en las
funciones, habilidades y en los niveles de empleo”. Y advierte
que “la cuarta revolución industrial ya está aquí y su
impacto social será mayor que el de las anteriores”.
Según los altos empresarios, el
cambio está promovido por factores socio- demográficos
(modificaciones en la naturaleza del trabajo y la flexibilidad
laboral, auge de las clases medias en los países emergentes, cambio
climático y recursos naturales, volatilidad geopolítica, ética del
consumidor y problemas de privacidad, urbanización creciente,
etcétera) y tecnológicos (internet móvil, tecnología de nube,
inteligencia artificial, aumento del poder de los procesadores,
impresión 3D, biotecnología, etcétera). El informe se
desmarca por completo de analizar la incidencia que la política
mundial tiene en el origen de esos factores, en sus dispositivos de
despliegue, en la orientación que asumen y en el impacto social,
económico, cultural, sanitario y ambiental. Solo le preocupan “las
lagunas de competencias esenciales en base a las necesidades de las
empresas”.
A lo largo de la historia de la
Humanidad los cambios tecnológicos destruyeron empleos y generaron
otros nuevos. Pero solo desde el sesgado enfoque de Davos puede
entenderse la naturalización de la conclusión principal del
informe que prevé que en el futuro cercano la destrucción de
trabajo superará con creces la capacidad de producirlo.
Evolucion prevista en el empleo en
base a capacidades:
Sectores
Empleos (en millones)
Administración
-5,00
Manufacturas
-1,60
Construcción
y Extracción -0,50
Arte,
Ocio y Comunicación -0,15
Legales
-0,10
Instalaciones
y Mantenimiento -0,04
Educación y entretenimiento
0,06
Ventas
0,30
Arquitectura e Ingeniería
0,33
Informática y matemática
0,40
Gestión
0,40
Negocios y Finanzas
0,50
TOTAL
-5,40
El informe corrobora una pérdida
de más de 7 millones de empleos en los próximos años y la creación
de casi 2 millones de nuevos puestos. El balance produce una atroz
caída de más de 5 millones de empleos en un universo de 371
empresas globales que, a mediados de 2015, registraba 13 millones de
trabajadores.
En este contexto (que Macri conoce
muy bien porque fue el eje de la reunión de la que él participó
con Massa en Davos y que celebró como “el regreso al mundo de la
Argentina”), el presidente habla cotidianamente de las virtudes
de su modelo y de la generación de “empleo de calidad” como lo
opuesto del “empleo inútil”, mientras promueve la
legislación de “empleo joven” (que servirá para promover la
rotación de empleos de larga data por otro nuevos y para ofrecerle a
los jóvenes argentinos la opción de ser excluidos o de freír nabos
fritos durante ocho horas diarias por cuatro mil quinientos pesos)
y veta la ley anti-despidos que procuraba limitar las cesantías.
El informe concluye que las
empresas irán en conquista de los talentos y señala que, para
promoverlos, los políticos deberán impulsar reformas laborales y
educativas para evitar el desastre.
El poder global está en manos de
esas empresas que les dictan a los gobiernos centrales cómo conducir
el mundo en base a sus propias necesidades autonomizadas ya del
destino de la humanidad. Mientras tanto, el desafío de las
democracias está en recuperar la política para imaginar un rumbo
capaz de construir para los pueblos un futuro mejor que el de ser
declarados obsoletos por las empresas que controlan las vidas y
exigen cambios.
Las
empresas que votan por el cambio
Entre otras firmas aparecen, Adecco
Group, African Rainbow Minerals, Alghanim Industries, A.T. Kearney,
AlixPartners, The Bahrain Economic Development Board, Bank of
America, Bloomberg, Centene Corporation, Chobani, The Coca-Cola
Company, Edelman, EY, GEMS Education, Heidrick & Struggles,
Hubert Burda Media, Infosys, JLL, Johnson Controls Inc., LinkedIn,
ManpowerGroup, Mercer (MMC), Microsoft Corporation, Old Mutual,
Omnicom, Ooredoo, Pearson, PwC, Renault-Nissan Alliance,The
Rockefeller Foundation, SAP, Saudi Aramco, Siemens, Tata Consultancy
Services, Takeda Pharmaceutical, Tupperware Brands Corporation, Uber,
Workday y WPP and Zain.
No hay comentarios:
Publicar un comentario