El
fracaso de la política anti-inflacionaria del gobierno es, a todas
luces, resonante. El ministro de Hacienda, Alfonso
Prat Gay, luego de pronosticar en marzo una inflación mensual del 1%
para el segundo semestre de este año (y ratificarlo en abril días
después del pago a los fondos buitre), tuvo que reconocer el viernes
pasado que la suba de precios de este año llegaría al 42% a pesar
de que “el trabajo sucio ya se hizo”. Se trata de casi 20 puntos
porcentuales más de lo establecido como meta para el período.
Este
fiasco, sin embargo, ha tenido sus costos y, sobre todo, los tendrá
en el futuro. Es que la política de contención de precios que
aplicó el gobierno, de neto corte neoclásico ortodoxo, se sustenta
en las elevadas tasas de interés de las Lebac (de hasta el 38%) con
el propósito de generar una reducción del circulante en pesos que,
por la vía de la recesión y la caída del consumo, produjera una
caída de los precios.
Habría
que explorar fino en el mercado financiero global para encontrar un
retorno en dólares más rentable...
El
supuesto esquema anti-inflacionario, además, promovió
la estabilización del tipo de cambio al desestimular la demanda de
divisas en favor de los plazos fijos y las Lebac.
Más allá de su
indisimulable incapacidad para contener los precios, esta ecuación
generó un esquema ideal para el capital financiero en general y para
el flujo de capitales golondrina en particular. Habría
que indagar pormenorizadamente el mercado financiero internacional
para encontrar un retorno en dólares más rentable que el de la
bicicleta financiera que se ha generado en la Argentina. De hecho,
explicó Agustín D'Attellis a Tiempo, "desde
que asumió este gobierno, se han emitido títulos de deuda externa a
nivel nacional y provincial por un monto de 29 mil millones de
dólares y,
en un período similar, se
han fugado
(bajo el ítem de formación de activos externos) más
de U$S 5200 millones a través de esa bicicleta financiera y otras
modalidades. Además, se espera que haya emisiones de deudas
provinciales por casi 4 mil millones más".
Los datos surgen de un informe realizado por el economista de La Gran
Makro basado en datos del BCRA.
Según
un informe de junio del Centro Scalabrini Ortiz (CESO), "la
deuda provincial, en su gran mayoría, apunta a financiar déficits
operativos corrientes (en especial, en la provincia de Buenos Aires)
y refinanciar vencimiento de deudas".
El
negocio financiero es muy simple, con el dólar planchado y
relativamente estable (se mantuvo entre $ 14 y $ 15 desde diciembre
hasta la fecha), la tasa de interés anual en pesos de entre el 38 y
el 32% se traslada en forma directa al dólar. La práctica, muy
extendida en todo el globo a partir de la crisis financiera
internacional, lleva el nombre de "carry trade" y consiste
en tomar deuda en países con bajas tasas de interés (la Reserva
Federal de EEUU la situó recientemente en 0,5%) y colocarla en
títulos de entidades bancarias oficiales con altas tasas como la de
nuestro país.
Cualquier
inversor extranjero ingresa
esos dólares al país, los cambia en el mercado de divisas por
pesos, los coloca en Lebac a, por ejemplo, tres meses, los retira,
vuelve a comprar los dólares y se los lleva al exterior nuevamente.
El procedimiento, completamente legal, genera
una renta de entre el 8 y el 9% en dólares en apenas 90 días sin
promover inversión productiva alguna ni generar empleo ni movimiento
del mercado interno. El
único riesgo, claro, es el de una nueva devaluación que, en
principio, se descarta (los movimientos de los últimos días
resultan de la crisis heredada del Brexit), pero que incluso puede
ser blindado a partir de la modalidad conocida como "carry trade
cubierto" que consiste en recurrir, en paralelo, a una suerte de
seguro de cambio a través de la compra de dólar futuro. Es ese
caso, estimó D'Attellis, "la
tasa de interés en dólares se reduce de algo más de un 30% a un 23
o 24%, un negocio redondo y sin riesgo".
Se
trata de una ficción especulativa que genera enormes beneficios y
que, obviamente, alguien debe afrontar. Es que la tasa de interés en
pesos de los Lebacs, tarde o temprano, deberá ser cancelada por el
propio BCRA que no tendrá más alternativa que afrontarla sobre la
base de una nueva emisión monetaria o, en su defecto, con nuevos
títulos alimentando, de esta forma, un nueva espiral inflacionaria.
Hoy existe una colocación
de Lebac en el mercado por un monto de 523.383 millones de pesos que
equivalen a 35 mil millones de dólares (3000 millones más que las
reservas del BCRA), que generarán intereses equivalentes a 11 mil
millones de dólares...
En
estas condiciones, además, el escaso porcentaje de dólares del
total que sería blanqueado por el proyecto que tiene media sanción
en el Congreso (los
analistas coinciden que el 80% del total podría quedar fuera del
país) podría simplemente alimentar ese espiral especulativo. «
Más
deuda para financiar el déficit
El
pasado miércoles fue publicado en boletín oficial el DNU 797/2016
mediante el cual el Ejecutivo habilitó una ampliación
presupuestaria de 76 mil millones de pesos. El propósito es el de
afrontar los gastos previsionales pautados previamente a la
aprobación definitiva de la ley que declara la emergencia en materia
de litigiosidad previsional que, a su turno, debiera generar nuevas
devengaciones por encima del presupuesto anual y esta flamante
actualización.
Los
fondos se obtendrán a partir de la emisión de nuevos títulos
públicos de largo plazo y en moneda nacional.
De
este modo, el gobierno se
ha visto obligado a revisar su política de reducción del déficit
fiscal, que pretendían llevar al 4,6% del PBI para este ejercicio.
La
ampliación presupuestaria resulta de las
dificultades generadas por el retroceso en la recaudación generada
por la caída de la actividad, por un lado, y la política tributaria
regresiva aplicada
por el gobierno en
favor de los exportadores de granos y las mineras que fueron
beneficiados con una sensible y progresiva quita de retenciones sobre
las exportaciones. «
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