...Los
datos que se presentan se basan en un estudio realizado por el
Instituto Gino Germani y analizado por el Centro de Opinión Pública
y Estudios Sociales (Copes) de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires. El trabajo fue realizado entre
octubre y noviembre de 2015 sobre condiciones de vida de la población
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los veinticuatro partidos
del conurbano bonaerense, sobre un total de 1.228 hogares, y
actualizado en abril de este año.
Hacia
finales del mandato de la ex presidenta Cristina Fernández de
Kirchner, se observaba que el 22% de la población de Capital y
Conurbano estaba por debajo de la línea de pobreza, y el 5,9% por
debajo de la línea de indigencia. La
actualización de los datos hacia fines de abril indicaba un ascenso
de la pobreza en ambos conglomerados hacia el 35,5% y la indigencia
al 7,7%. Es decir, se ha
generado una pobreza reciente en situaciones donde los ingresos no
alcanzan para la satisfacción de las necesidades del hogar.
Las
redes de ayuda social morigeraron la suba en la indigencia, que
muestra un crecimiento en menor magnitud.
Los
números. Si se toma como población de referencia el GBA (Conurbano
más CABA), en valores cercanos a 12,8 millones de personas, se ve
que entre diciembre y
finales de abril la personas en situación de pobreza pasaron de
2.816.000 a 4.544.000. Y las que viven en la indigencia aumentaron de
752 mil personas a 985.600, en cifras aproximadas.
En
el Conurbano la pobreza se habría elevado en mayor proporción que
en la Ciudad de Buenos Aires: la
pobreza pasa del 23,8% en el mes de diciembre de 2015 al 38,2% en
abril de 2016, lo que implica un crecimiento del 14,4%. En
cambio, en la Ciudad, la pobreza asciende en el orden del 9,2%, cinco
puntos menos que en el Conurbano. Allí, el 51,3% de la población se
encuentra en situación de riesgo de pobreza y el 13,2%, en riesgo de
indigencia. En la Ciudad, el riesgo de pobreza alcanza al 34,9% de la
población y el 4,7% el de indigencia. La
causa del aumento en la pobreza es, entre otras diversas razones, el
incremento en los precios de los alimentos de primera necesidad como
carnes y harinas, y el aumento del transporte y los servicios
públicos, en especial la luz eléctrica y el gas.
Gran parte de los “nuevos” pobres son personas con trabajos
eventuales (como changas) que suelen verse afectadas rápidamente en
situaciones de cambios en la economía...
Un
indicador importante es el acceso a la seguridad social, donde se
observa la mayor desprotección de los trabajadores independientes o
por cuenta propia, quienes deben resolver por su cuenta situaciones
de salud y futuro jubilatorio, dependiendo de ahorros, hijos y/o
herencias.
Está
desprotegido el 75,4% de los trabajadores por cuenta propia de baja
calificación, el 66,9% de los independientes agrícolas y el 46,5%
de los trabajadores por cuenta propia calificados y semicalificados.
Los
asalariados tienen dispar protección, según el tamaño del
establecimiento. La desprotección de los no manuales en pequeños
establecimientos alcanza el 30,6%, ante el 14,4% de los asalariados
no manuales de grandes establecimientos, y los oficinistas, con tan
sólo un 4,7% de desprotección. De los trabajadores industriales
calificados de grandes establecimientos, sólo el 12,7% está
desprotegido, y de los trabajadores industriales de grandes
establecimientos sin calificación, el
19,7% sin seguridad social...
...
se determina que
importantes segmentos de la población se encuentran en riesgo de
pobreza o indigencia. Son sectores vulnerable quienes, con tan sólo
un 20% menos de ingreso, en relación con los valores de la Canasta
Básica Total, pueden caer en estas situaciones.
Finalmente,
si los procesos inflacionarios y devaluatorios se mantienen sin una
actualización en los ingresos que reponga la capacidad de pérdida
del acceso a bienes y servicios básicos, y a la canasta alimentaria
de consumo, debe
advertirse la peligrosa situación que puede comprometer a sectores
importantes de la población a situaciones de pobreza a corto plazo.
Restará evaluar si medidas recientes como la restitución del IVA
resultan un paliativo para estos sectores.
La
Argentina tiene una estructura social heterogénea, con un núcleo
duro de pobreza de difícil resolución que se
consolida en el último período de la dictadura militar y se
profundiza en la década del 90 al modificarse los patrones
productivos. Estos
cambios profundos han empujado a la marginalidad estructural al
segmento más precario en condiciones de calificación y educación
formal de la población...
La
pobreza recién se comienza a medir a partir de fines de los años
80, bajo la modalidad de observar los resultados en la actividad
económica productiva de los individuos, en base a sus ingresos, y
según una canasta como condición mínima: estar debajo de dicho
umbral implica situaciones de pobreza. Dichas preocupaciones, además,
se asientan en el proceso
hiperinflacionario de 1989 a 1990 y se consolidan durante la década
del 90, a fin de dar cuenta del proceso de empobrecimiento de amplias
capas de la población durante las reformas neoliberales.
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