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12 DE OCTUBRE DE 2017 -
Islandia
ha disminuido notablemente el consumo de tabaco, drogas y bebidas
alcohólicas entre los jóvenes de menos 20 años, pero ¿cuál
es su fórmula?¿Por qué no se aplica en otros países? Esta medida
tan relevante para su sociedad se tomó hace 20 años, porque los
adolescentes islandeses eran de los más bebedores de Europa; hasta
tal punto que el centro de la capital, Reikiavik, era peligroso por
las noches. Los adolescentes se emborrachaban públicamente sin
censura, ni control social o paternal de ningún tipo. El
alcoholismo estaba normalizado y de su mano iba también el consumo
de otras sustancias adictivas.
Una
solución sencilla para un problema complejo
La
clave para sacar a los jóvenes de la calle estuvo en el deporte y
las artes. Se instalaron canchas de bádminton y tenis de mesa en
espacios públicos y se incluyeron pistas de atletismo alrededor de
los parques. Además, cada barrio cuenta con una piscina con
calefacción geotérmica y un campo de fútbol artificial. Es
más, se comenzó a favorecer y facilitar la asistencia a clases
extraescolares en conservatorios de música, danza o arte.
Una
táctica que ha servido a los islandeses para colocarse en el
primer puesto en la clasificación europea de países con
adolescentes con un estilo de vida saludable. Si habláramos en
porcentajes, el 15,2% de los adolescentes españoles de 15 y 16 años
se emborracha normalmente frente al 5% de los islandeses. El
porcentaje de los que han consumido cannabis alguna vez en España es
del 22% frente al 7% en Islandia; y el de fumadores de
cigarrillos diarios, del 18,8% en España frente al 3% en
Islandia.
Estas
estadísticas han caído en picado gracias al “sentido común
forzoso” como llaman a esta iniciativa de incluir las artes y el
deporte en la vida de los más jóvenes en islandia. Ojalá este
método se adoptara en otras países, ya que el modelo islandés
mejoraría el bienestar psicológico y físico general de millones de
jóvenes. Además de repercutir notablemente en los organismos
sanitarios y la sociedad en general.
Es
maravilloso poder observar las estadísticas actuales, pero antes de
implementar el programa en Islandia, el país había probado toda
clase de iniciativas y programas para la prevención del consumo de
drogas. Sus datos por aquel entonces eran alarmantes: casi el
25% de los jóvenes fumaba a diario y más del 40% se había
emborrachado el mes anterior. Ante esta situación, el gobierno
se puso en las manos de Harvey Milkman, catedrático de Psicología
estadounidense, para que introdujese poco a poco un nuevo plan
nacional: el Juventud en Islandia.
Se
llevaron a cabo una serie de medidas drásticas, que siguen vigentes
desde entonces: se penalizó la compra de tabaco a menores 18 años
y de alcohol a menores de 20 y se prohibió su publicidad.
Además, se empoderó a los padres dentro de los centros de enseñanza
mediante organizaciones de madres y padres y se llevaron a cabo
numerosas charlas sobre la importancia de pasar tiempo con sus hijos.
Por otro lado, se endurecieron las leyes como la que prohibía que
los adolescentes de entre 13 y 16 años estuviesen fuera pasadas las
22 h en invierno y medianoche en verano.
Y
lo que es más importante, los jóvenes contaron (y cuentan) con
tareas para realizar en su tiempo libre gracias al aumento de la
financiación estatal en centros deportivos, musicales, artísticos,
de danza y otras actividades. De esta forma, los chicos aprenden
otras maneras de sentirse parte de un grupo y de socializar que no
tienen nada que ver con el consumo de alcohol y de drogas.
Además, aquellos jóvenes de familias con menos ingresos reciben
ayuda para participar en ellas.
Islandia
ha conseguido cambiarlo todo evitando la palabra terapia y enseñando
a sus jóvenes algo que tuvieran la inquietud de aprender como
música, danza, hip hop, arte o artes marciales. De esta forma,
han logrado sacar a los adolescentes islandeses de las calles.
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