09/09/2016 - Una charla en el
colegio Carlos Pellegrini fue manipulada por Clarín para
desacreditar las clases de educación sexual en la escuela pública
que por ley son obligatorias. Una encuesta revela la diferencia
entre los derechos y la realidad.
35 alumnos del colegio Carlos
Pellegrini asisten a una charla. Los organizadores explican que los
ejes del debate son aborto no punible y Ley de Educación Sexual
Integral.
Clarín titula: “Una agrupación
K dio una charla sobre prácticas abortivas en el Pellegrini”.
Las y los estudiantes informan que
es mentira “que forma parte de una clara operación para seguir
haciendo oídos sordos”. ¿Qué no se quiere escuchar? Que recibir
educación sexual es un derecho se vulnera en las escuelas.
La ley 26.150 de Educación
Sexual Integral, sancionada en
octubre del 2006, en su artículo 1° señala: “Todos los
educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los
establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada
de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y municipal”. La ley habla de la integralidad “que
articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y
éticos”. Debe responder a las necesidades de los jóvenes de esta
época. Ofelia Fernández, presidenta del centro de estudiantes del
Carlos Pellegrini, informa: “Tenemos una demanda sobre ciertos
temas y lo que hacen con esas posturas nefastas es tratar de
ocultarlas”.
Hecha la ley, hecha la trampa
Según una encuesta realizada a 200
jóvenes que cursaron la escuela secundaria en vigencia de la ley en
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 7 de cada 10 recibieron alguna
clase de Educación Sexual Integral durante la escuela secundaria.
Pero el 63% recibió menos de diez horas cátedra. El promedio es de
8 horas y media como máximo: menos de dos horas por año escolar.
Esta encuesta fue realizada por
Laura González Velasco, educadora y referente de Libres del Sur,
junto a MuMaLá – Mujeres de la Matria Latinoamericana, y el
Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana
(ISEPCi). Sus conclusiones:
- La carga horaria fue prácticamente simbólica.
- La mayoría de los jóvenes no recibieron integralidad en los contenidos.
- Las clases principalmente fueron: 95% vinculadas a funcionamiento del aparato reproductivo, el 94% recibió información sobre métodos anticonceptivos y el 92% acerca de prevención de enfermedades de trasmisión sexual.
- El 59% declararon no haber recibido contenidos vinculados a la igualdad entre mujeres y varones.
- El 78% dijo no haber recibido tampoco contenidos sobre el respeto a la diversidad sexual.
- El 82% no recibió información respecto a prevención de situaciones de violencia hacia las mujeres
Velasco precisa: “Observamos que
contenidos que hacen a la integralidad de la educación sexual, que
es el planteo que tiene la ley, están absolutamente relegados. Los
jóvenes entre 18 y 25 años que contestaron la encuesta nos dicen en
un 82% que no recibieron ningún tipo de contenidos vinculado con la
prevención de la violencia contra las mujeres. Esto nos habla, por
ejemplo, de qué está pasando con la prevención de la violencia en
el noviazgo”
El papel de los educadores
Martha Rosenberg es psicoanalista,
fundadora de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal,
Seguro y Gratuito. Desde 2002 trabaja en el INADI y durante 6 años
coordinó el equipo de talleristas de Educación Sexual. Desde 2008
trabajó en el Programa de Sensibilización de Docentes para la
Implementación No Discriminatoria de la Educación Sexual Integral.
En la actualidad el programa “no se está llevando adelante, ya
estaba prácticamente detenido desde antes del cambio de gestión”,
explica.
Rosenberg estuvo presente el día
que se presentó la encuesta. Su mirada respecto a las horas cátedras
dictadas es tajante: “No es que sea inexistente la educación
sexual, es inexistente la educación sexual integral tal como se
entiende desde la Ley Nacional” y rescata la importancia de la
integralidad “la vida sexual no es solamente una cuestión del
aparato reproductivo, no es solamente la genitalidad, abarca aspectos
emocionales, expresivos, cognitivos, éticos. La Educación Sexual
Integral es formar ciudadanos que respeten su cuerpo y que lo cuiden
y que respeten el cuerpo del otro y lo cuiden”.
Sigue Rosemberg: “Si no hay
capacitación para los docentes lo que se trasmite es lo que ya hay,
lo que la gente ya tiene puesto en la cabeza. Todos estamos formados
en esta cultura, una cultura sexual que es machista y que privilegia
la sexualidad en la medida que sea monogámica y reproductiva. El
hecho que tengamos leyes que avanzan en esta situación implica que
hay espacios para transformar la forma en que la gente piensa, pero
hay que trabajarlo concretamente”.
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