El cambio de gobierno significó un
duro golpe para los militantes del campo nacional y popular. Luego de
12 años de un gobierno asimilable a la centroizquierda peronista,
las elecciones de 2015 significaron la oportunidad de gobernar para
un partido opuesto en lo ideológico, con una visión del mundo
cercana a la derecha. No obstante, no se trata de una derecha
tradicional. El PRO es un partido nuevo, con ideas neoliberales, pero
con mayor ductilidad que las anteriores versiones partidistas de la
derecha.
Los primeros meses del gobierno PRO
de Nación y Provincia de Buenos Aires generaron inquietud en el
nuevo esquema opositor. Ex funcionarios y militantes cuentan
anécdotas de los nuevos encargados del gobierno. Ellas trasuntan una
incomprensión del esquema mental de los actuales gobernantes. Se
observa que la lógica política de los nuevos no sólo es rechazada
por los dirigentes y militantes del campo nacional y popular, sino
también es incomprendida.
No los entendemos. Es fácil
advertir “cómo funciona la cabeza” de un radical o un viejo
conservador. Hay un mutuo conocimiento de décadas. Pero el PRO es
otra cosa, aunque contiene restos de las culturas políticas del
radicalismo y el conservadurismo les añadió valores provenientes
del emprendedorismo y el voluntariado. Las charlas políticas dan
la pauta de que aún antes de plantear las disidencias es necesario
comprender la lógica política con que se mueven los nuevos
gobernantes.
Ese es el objetivo de esta nota,
esbozar la diferencia de lógica política que mueve el accionar de
los militantes, funcionarios y grupos políticos del PRO y del
llamado Proyecto Nacional, que encarnó el peronismo en su versión
kirchnerista durante la década que pasó. Es importante remarcar que
se hará hincapié en las “formas”, en los modos, no tanto en los
contenidos ideológicos donde la diferencia es tajante y ya
comprendida. En nuestro análisis las dificultades de comprensión de
la lógica mental de los funcionarios PRO es un escollo a la hora de
realizar una oposición efectiva por parte de los grupos políticos
del campo nacional y popular.
* Los de adentro y los de afuera
de la política
El peronismo nunca fue un movimiento
que toleró las ubicaciones tradicionales de derecha e izquierda
ideológica, conviven en su seno expresiones de ambas posturas,
adquiriendo mayor peso político coyuntural una que otra en
diferentes momentos. Por dar ejemplos extremos desde el retorno a la
Democracia podemos mencionar al menemismo y al kirchnerismo como
encarnaduras del peronismo hacia la derecha y la izquierda
respectivamente. No obstante siempre el peronismo mantuvo una
cercanía con los sectores populares que lo aleja de las posturas más
tradicionales de la derecha y lo acerca a la centroizquierda, máxime
cuando se analizan las posturas políticas de Eva Perón.
El macrismo se plantea como un
partido post-ideológico (aunque aplique políticas de derecha), que
reniega de las ubicaciones tradicionales. Relacionan la experiencia
política como vinculada a la corrupción. En sus palabras son
“externos” a la política: “llegan a la política desde la
empresa o el voluntariado”.
Tal vez aquí la principal
diferencia de lógica entre el peronismo y el PRO radique en la
reivindicación peronista de la política y la exterioricidad que
prefieren los macristas, que simulan hacer política desde afuera de
la misma, como si eso se pudiera.
Mientras el peronismo valora la
política como herramienta, el macrismo la des-legitima, trata de
vaciarla. Cuando ingresa a ella es para “moralizarla”:
“’meterse en política’ (…) aparece como un modo de
contribuir a la renovación de las elites más gradualista que aquel
‘que se vayan todos’ que había dominado las consignas de
diciembre del 2001. Al mismo tiempo, este ‘meterse en política’
será un llamado con el que Macri intentará multiplicar el
reclutamiento de dirigentes empresarios, por un lado, y de dirigentes
de la sociedad civil, en especial del mundo de los think tanks y el
voluntariado, por el otro. Este llamado se dirige, además, a
quienes, por estar ubicados socialmente ‘arriba’, tienen un rol
que cumplir ante el conjunto de la sociedad”
* Militancia vs. Voluntariado
Dijimos que el PRO es una nueva
versión de la derecha. Gobernando da señales de ser más
tradicional aunque discursivamente plantea diferencias interesantes.
Mientras el peronismo valoriza la militancia y la enaltece como
valor, el PRO desconfía de ella. Ya es célebre la frase del
Ministro Prat Gay hablando de “la grasa militante”. Prat Gay
cometió el exceso de poner en palabras lo que muchos de sus
correligionarios piensan. Los partidos populares históricamente
señalaron a la militancia como un valor positivo, ejemplificador.
Lo que para unos es la ética de la militancia, para el macrismo
es la ética del voluntariado.
El valor no está puesto en el
cuadro político, conocedor de la historia, portador de ideas, que
trabaja por principios. El macrismo valora dos vertientes de las
que surgen un buen número de sus funcionarios: el voluntariado y el
emprededorismo. Con ellos
también se valora el no conflicto, y la búsqueda de la
resolución técnica de los problemas, es decir el vaciamiento de la
política del que hablamos en el apartado anterior.
* Ganar y gestionar
Aquí ambos bandos comparten
valores, el pragmatismo y la capacidad de gestión ha sido una
característica del peronismo, en todas sus versiones. El peronismo
es un partido de gobierno, para el cual perder es la única traición
sancionada. El radicalismo quedó preso del mote opuesto, como en el
viejo chiste: “la democracia es el sistema donde el que gana
gobierna, y el radicalismo acompaña”.
El PRO se asemeja al peronismo en
ese aspecto al mismo tiempo que se diferencia de intentos anteriores
de la derecha, como la UCeDé de Alvaro Alsogaray. Para Landau[1] el
PRO “desde su propio surgimiento se propuso no ser un partido
testimonial, sino llegar rápidamente a espacios de gobierno (…) Su
carácter pragmático, técnico y gestionarlo a la vez que lo
distingue de los viejos partidos de derecha lo inscribe en la larga
tradición de gobierno municipales de impronta técnica”.
* Conductora vs. Team Leader
Tras el fallecimiento de Néstor
Kirchner, su esposa Cristina se transformó en la líder excluyente
del peronismo k. En los actos partidarios se veían los retratos de
Perón, su esposa Evita, Néstor Kirchner y Cristina. Con matices
entre ellos, estas figuras del peronismo fueron líderes
carismáticos, firmes, confrontativos, con buena formación política
e intelectual.
Macri es lo opuesto, (de)formado en
el exclusivo Colegio Cardenal Newman, del que mantiene un grupo de
amigos alguno de los cuales lo acompañaron en sus experiencias
gubernamentales, como el cuestionado Nicolás Caputo. “El Newman
no te da una gran formación intelectual. Tampoco prepara individuos.
Forma camarillas”[2]. Gabriel Vommaro, uno de los autores de
“Mundo Pro”, dice: “con una forma de carisma alejada de los
valores progresistas de la militancia y de la entrega de sí del
dirigente político, Macri actúa como un ‘Team Leader’, quien
escucha a todos, reparte las tareas eficientemente y en sus
decisiones busca siempre garantizar el éxito antes que la defensa de
ideologías bien articuladas”[3].
* El retroceso como derrota o
parte de la negociación
El 14 de diciembre de 2015, 4 días
después de asumir como Presidente de la Nación, Mauricio Macri
firmó el decreto 83/2015 designando como jueces de la Corte Suprema
a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrant. Pocos días después, ante la
crítica casi unánime, la designación es congelada y Macri anuncia
que enviará los pliegos de ambos postulantes al Senado de la Nación,
como establece la legislación.
Así es Macri, prueba y ante el
conflicto, retrocede y emprende con otra alternativa. “Si pasa,
pasa”. No hay tozudez ni enamoramiento con los procedimientos, sólo
un pragmatismo empresarial que negocia de la mejor manera posible
tratando de maximizar los resultados. Para el macrismo el
retroceder es presentado como una alternativa siempre viable. Incluso
lo muestran como un valor. Su valorización del “no conflicto”
hace que ante la emergencia conflictiva, retrocedan, no para
abandonar sus objetivos, pero si para adaptarlos pragmáticamente.
La conductora kirchnerista, Cristina
Kirchner, imponía una lógica opuesta: sostenerse tozudamente en el
camino elegido, viviendo cualquier tipo de retroceso como una muestra
de debilidad o derrota. Pensemos como mero ejemplo en el duro
conflicto que mantuvo con las entidades del campo por las retenciones
agropecuarias.
* Formación en universidad
pública vs. universidad privada
Históricamente los presidentes
constitucionales argentinos fueron formados por la educación
pública, desde la escuela primaria hasta la universidad. Alfonsín,
Illia, Frondizi, Néstor y Cristina Kirchner comparten esa categoría.
La universidad pública en Argentina tiene un prestigio que no
comparten las privadas.
El día en que fueron elegidos
Mauricio Macri y Gabriela Michetti, como Presidente y Vice de la
Nación, esta tradición se cortó. Gobierna actualmente la
primera fórmula presidencial formada en universidades privadas. Y
la lista se amplía si se suma ministros, secretarios de Estado y
legisladores.
Entre los dirigentes del PRO un
42 % obtuvo su formación universitaria en establecimientos de
carácter privado y confesional, en especial la Universidad Católica
Argentina (UCA). En su estudio[4] sobre las diversas vertientes
que confluyen en el PRO, Vommaro explica que entre los que ingresaron
a la política en el PRO el “predominio de la formación en
economía es notorio (50 % contra 25 % de los que ingresaron en la
década del 80), así como la disminución del peso de los diplomas
en derecho (25% contra 44), lo que recuerda la tesis de Yves
Dezalay y Brian Garth sobre las transformaciones de las elites
latinoamericanas y el ‘triunfo’ de los economistas sobre los
abogados en el manejo del Estado”[5]
* Vecinos y ciudadanos
Quien escuche a cualquier dirigente
PRO, sea de nivel nacional, provincial o de cualquier municipio del
País, escuchará hasta que lo exaspere un vocablo: vecinos. El PRO
les habla a los vecinos, con insistencia. Es coherente con su
vocación de des-ideologizar y vaciar de contenido la política. El
vecino es el que vive en la ciudad, su concepto fue mutando a lo
largo de las décadas. En un inicio era el vecino-propietario, con lo
cual hacía referencia a los “honorables” dejando por fuera a
todo aquel que no tuviera propiedad. Luego el concepto avanzó
haciéndose más integrador, incorporando incluso al vecino como
usuario o consumidor.
De lo que queda lejos el vocablo
vecino es del concepto de ciudadano, en tanto portador de derechos.
Eva Perón dijo en uno de sus célebres apotegmas: “donde hay una
necesidad, hay un derecho”, planteando al necesitado como portador
de derecho y, por ende, como ciudadano.
* De la fiesta peronista a la
estética de casamiento
Macri lanza pasos de baile hasta en
el balcón de la Rosada, los triunfos electorales del PRO son
cuidados cual fiesta de casamiento o cumpleaños de 15. Vacíos en
el contenido, pero en extremo planificados en las formas: cotillón,
selección de música rigurosamente adecuada, marketing.
El peronismo también tiene historia
de fiesta, de hecho a los actos peronistas se les llamó la fiesta
peronista. Célebre es la frase de Arturo Jauretche recomendando la
alegría. Pero la fiesta peronista tiene contenido ideológico y
cierto desaliño que la emparenta a una estética de la pobreza.
En otras palabras ambos sectores
políticos re-valorizan la fiesta como parte de su esquema, pero lo
hacen desde estéticas diferentes que remiten a los propios sectores
sociales que mayoritariamente los componen: las clases medias y altas
en el PRO y los sectores populares en el peronismo.
Alguna vez en la CIA se utilizó
como texto para la formación de los agentes al libro “Guerra de
Guerrillas” de Ernesto Guevara. La comprensión de cómo
estructura su pensamiento el adversario político es también una
necesidad para la acción política. La no comprensión de la
“lógica PRO” es, a mi modo de ver, una problemática que no
permite que los dirigentes del campo popular puedan analizar
correctamente las tácticas del partido gobernante. Aquí sólo
enunciamos algunos aspectos que pueden no ser centrales pero que
intentan marcar la necesidad de analizar con cuidado lo que para
nosotros es aún un “otro” todavia incomprendido.
[1] “No sólo de globos vive el
PRO” por Martín Landau
[2] “Macri: un león sin su
corona” por Mónica Yemayel. Revista Gatopardo.
[3] “’Meterse en política’:
la construcción del PRO y la renovación de la derecha argentina”
por Gabriel Vommaro. Revista Nueva Sociedad Nº 254.
Noviembre-Diciembre 2014.
[4] “Estudiar el reclutamiento
partidario a través de la variable ‘generaciones políticas’: el
caso del PRO en la ciudad de Buenos Aires” por Gabriel Vommaro.
Presentación en el Seminario del Departamento de Ciencias Sociales
de la UDESA. Agosto 2013.
[5] Ídem referencia Nº 3.
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