Entre
los 200 despidos ejecutados por el ministro Bullrich en agosto, hubo
50 en el instituto a cargo de la formación y capacitación gratuita
de docentes, acompañados del cierre de programas clave del sistema
educativo.
Esteban
Bullrich asumió como ministro de Educación con el manual del
neoliberalismo más deshumanizado bajo el brazo: su
plan consiste en vaciar, descentralizar y privatizar la educación
pública.
Algo que ya están sufriendo los trabajadores de la cartera educativa
nacional. Al
vaciamiento del programa Conectar Igualdad, se sumaron durante el mes
de agosto 200 despidos. Entre ellos, 50 integrantes del equipo
central del Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD).
Todos trabajaban bajo diversas modalidades de contratación precaria.
En la mayoría de los casos, tenían contratos que vencían en
diciembre y fueron rescindidos de manera arbitraria y sin ningún
tipo de comunicación formal.
El
INFoD es un organismo creado en 2007, como parte de la Ley Nacional
de Educación, para garantizar el derecho de los docentes a una
formación acreditada, con puntaje y en servicio, y que incorporó
por primera vez en la historia argentina temas vinculados a la
formación y a la capacitación docente.
Este Instituto es el encargado de coordinar y dirigir esas políticas
en todo el país en articulación con las 24 provincias, nucleando a
todos los institutos y profesorados, e impulsando programas
destinados a educadores y estudiantes del nivel superior.
La
situación del INFoD está atravesada por el cierre de programas,
tales como Derechos Humanos y Pedagogía de la Memoria, Radios
Socioeducactivas y
el desmantelamiento de otros de enorme envergadura como el
área de Investigación y el Programa Nacional de Formación
Permanente “Nuestra Escuela”.
El
vaciamiento de Nuestra Escuela implica
que las políticas de formación continua se encuentren en riesgo. El
programa llevaba diversas líneas de trabajo con el objetivo de
alcanzar a la mayor cantidad de docentes de las más de 50 mil
instituciones educativas del país, a través de la
formación situada y en servicio en todas las escuelas, y de los
cursos disciplinares que se daban de diversas maneras, en convenio
con universidades públicas nacionales, institutos de formación
docente, gremios o propuestas virtuales y semipresenciales dictadas
por el Ministerio de Educación y Deportes.
Este
programa nació como fruto de una reivindicación histórica de los
gremios docentes, ya que hasta
el momento de su creación la capacitación docente era paga, en
muchos casos con fundaciones y organizaciones con dudosa trayectoria
educativa.
El desmantelamiento del programa, con validez legal en acuerdo
paritario y en la resolución N° 201/12 del Consejo Federal de
Educación, conduce
al retorno de la capacitación docente a la lógica del mercado, de
ofertas de formación privadas.
Hoy
Nuestra Escuela se encuentra paralizado, así como tantas otras
políticas públicas destinadas al nivel superior. Esto se evidencia
también con una
clara subejecución presupuestaria, que según el Ministerio de
Hacienda y Finanzas Públicas las acciones de Formación Docente
hasta la segunda quincena de agosto alcanzan apenas el 30,04%.
El
ajuste que hoy desmantela la formación docente también impacta en
todos los niveles del sistema educativo, ya que los destinatarios de
estas políticas son los trabajadores y trabajadoras de la educación.
Por Lautaro Pedot* Publicada en
[R]umbo N°13 *Delegado ATE en Instituto Nacional de Formación
Docente, Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
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