¿Por qué retrocede la izquierda?,
de Marcelo Leiras, Andrés Malamud y Pablo Stefanoni es el
interrogante con que se titula el primer libro de La media
distancia, la nueva serie editada por Le Monde Diplomatique.
“Ni apurado análisis de coyuntura
ni pesado estudio académico, la serie invita a pensar los temas del
presente sin clausurarse ante lo inmediato y sin dar por perdidos los
valores de una época inolvidable”, explica Martín Rodríguez, su
editor.
Bajo esas premisas, y con un tono
“no apocalíptico”, tal como advierten Rodríguez y José
Natanson en la presentación, ¿Por qué retrocede la izquierda? es
una reflexión necesaria en torno a los procesos políticos por los
que atraviesa América Latina en la actualidad, que partiendo de “una
tendencia regional palpable en las recientes derrotas políticas y
electorales de los gobiernos progresistas sudamericanos” propone
“múltiples respuestas” a cargo de tres prestigiosos
especialistas.
Para conocer algunas de las líneas
y tesis que se abordan en la obra, Palabras dialogó con Marcelo
Leiras, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Notre Dame
y especialista en temas de política partidaria, comportamiento
electoral y el funcionamiento del federalismo.
¿Cómo surge la idea de realizar
esta obra?
La idea del libro surgió de Martín
Rodríguez, el director de la colección, quien ante la coincidencia
de la derrota del Frente para la Victoria en la Argentina, con los
problemas del gobierno de Dilma Rousseff en Brasil, y la derrota de
Evo Morales en su referéndum para la reforma constitucional en
Bolivia, se preguntó si esto se debía a una coincidencia de
circunstancias puramente nacionales, o se trataba de un fenómeno
regional. Frente a ese interrogante Martín nos propuso a Andrés
Malamud, Pablo Stefanoni y a mí, que reflexionemos sobre el tema,
qué podíamos decir cada uno frente al interrogante y cómo
aquello que cada uno podía decir se complementaba dentro de un
trabajo colectivo.
Así, con esa consigna muy amplia,
cada uno armó un texto distinto: el mío es un balance de las
políticas económicas y el legado institucional de los gobierno de
la llamada izquierda latinoamericana, el de Malamud tiene más que
ver con la dimensión internacional y la incidencia de la izquierda
en las políticas de integración regional, o más bien la ausencia
de ella, y Stefanoni escribe sobre la relación de los gobiernos con
los movimientos sociales y los partidos políticos que los respaldan,
con un análisis un poco más organizacional.
¿Más allá de estas diferentes
perspectivas de análisis los tres coincidieron en definir o
caracterizar como izquierda a esos gobiernos?
Claramente, una de las primeras
cosas que nos preguntamos fue si esos gobiernos eran de izquierda, y
aunque cada uno de los capítulos trabaja con definiciones distintas,
lo que amerita el uso de esa etiqueta es que los tres coincidimos en
evaluar que todos esos gobiernos declararon objetivos de
redistribución progresiva del ingreso y reducción de la
desigualdad, y que en buena medida, muchos alcanzaron esos objetivos.
Así que hubo objetivos declarados de izquierda y algunos resultados
de izquierda.
Somos conscientes, por supuesto,
que la izquierda definida de ese modo tan sintético, no coincide
necesariamente con la tradición emancipatoria, crítica,
antimperialista y clasista de la tradición de izquierda
latinoamericana, y de otras regiones también.
Sin embargo, este es un libro de
intervención política, aunque con argumentos inspirados en el
oficio de cada uno de nosotros. Obviamente, desde ciertos puntos de
vista más exigentes teóricamente, la calificación de izquierda
sería cuestionable, pero también es cierto que la mayoría de la
gente estaría de acuerdo, y que así se los ha calificado en el
debate público.
¿Junto a la idea de izquierda o
nueva izquierda otra de las calificaciones que esos gobiernos han
recibido es la de populistas, por qué ustedes no utilizan esa
caracterización?
Populismo me parece que es una
etiqueta vaga desde el punto de vista descriptivo, y que tiene una
connotación peyorativa muy fuerte, que, aún quienes se reclaman
populistas vocacionalmente, intentan invertirla asumiendo aquello que
los críticos señalan como negativo y defendiéndolo como una
virtud.
En rigor populismo designa un modo
de vincularse de un líder con sus representados sin pasar por
mediaciones institucionales, un modo que es independiente de las
políticas, y por eso es consistente tanto con políticas de
izquierda como de derecha, y a nosotros lo que nos interesaba era la
orientación de las políticas. Creo, en definitiva, que populismo
solo dice que no te gusta un gobierno.
¿Entonces, aclarada la
caracterización, por qué el retroceso, por qué retrocede la
izquierda?
Uno podría hacer como dos
interpretaciones, una es pensar esto como un ciclo regional o una
época histórica, y que la derrota del FPV, lo de Morales o lo de
Dilma viene a cerrar ese período, algo así como una respuesta
macrohistórica.
La otra interpretación, que es la
que yo tengo, es que lo que ocurrió es que hubo gobiernos de
izquierda, que adoptaron políticas de izquierda, y alcanzaron
objetivos de izquierda; y que la consecución de esos objetivos, en
algunos casos, fue compatible con mantener cierto orden
macroeconómico, por ejemplo en Bolivia o en alguna medida en
Ecuador, y en otros casos conspiró contra el equilibrio macro, por
ejemplo en Argentina y más claramente en Venezuela.
Entonces, esas políticas que
generaron desequilibrios macroeconómicos, también generaron cierto
descontento electoral, que se manifestó y llevó a que algunos de
esos partidos pierdan elecciones, o en el caso de Rousseff, que fuera
destituída.
Lo que pasó fue eso, los gobiernos
de izquierda llevaron a cabo políticas de izquierda, alcanzaron
objetivos de izquierda, y en algunos casos el alcance de esos
objetivos tuvo un costo electoral, lo pagaron, perdieron y a otra
cosa.
No veo una época, ni una
transformación epocal, no creo que haya habido una época de
izquierda sino gobiernos de izquierda, y eso me parece interesante
también porque indica que en América Latina hay democracias en las
cuales no solo hay alternancia de partidos, sino también de
políticas. Algo que ocurre por primera vez, nunca había ocurrido
en América latina que un cambio de gobierno implicara también un
cambio de políticas fuerte. Antes los cambios de política los
generaban los golpes de estado, y luego los cambios de gobierno no
generaban cambios de política. Ahora hay cambios de gobierno y
cambios de política, y no pasa nada.
¿En esa línea entonces, con la
idea de retroceso dejan una puerta abierta para futuras experiencias,
retroceso no es fin de ciclo, en definitiva?
Por supuesto, no creo que podamos
hablar de un fin de época, como fue a fines de los 70´ y principio
de los 80´, cuando se generó a escala global una crisis de la
izquierda que tenía que ver con el agotamiento institucional de las
experiencias soviéticas, el agotamiento económico de las
experiencias soviéticas, y el agotamiento del keinesianismo como
fórmula de política económica, de crecimiento económico con altos
salarios.
Todo eso me parece que implicó una
crisis de las posiciones progresistas muy fuerte, pero hoy no me
parece que ocurra lo mismo, uno no observa gobiernos de izquierda que
retroceden en América Latina porque hay un avance de la derecha. Son
gobiernos simplemente que se debilitan y pierden elecciones, la
derecha no está fuerte en el mundo ni en la región, los argumentos
de derecha no tienen ni ascendente social, ni ejemplos inspiradores,
y la situación de las políticas favorables a los sectores
financieros, y menos sensibles a la redistribución progresiva, no
andan bien en los países centrales. Yo creo que el contexto es muy
distinto y que interpretarlo como un fin de época es un error.
Lo que me parece es que hubo algunos
gobiernos de izquierda que perdieron, y otros que no. Correa sigue
gobernando, Morales sigue gobernando. No diría lo mismo de Maduro,
para mi Venezuela ha dejado de ser una democracia, ahí está el
fracaso del chavismo, un fracaso político además del estruendoso
fracaso económico. Pero no ocurre lo mismo con toda la izquierda y
no veo una cosa global, el FPV en la Argentina perdió por dos
puntos, en definitiva.
¿Crees que el gobierno de
Mauricio Macri tiene una lectura correcta de las consecuencias de
esta coyuntura que antes describías?
Creo que el gobierno de Macri es un
gobierno de derecha, en cuanto a la lectura, pienso que varía en
función de la lucidez de los funcionarios del gobierno, pero no
tengo duda que quieren hacer una política distinta de la que hacía
el gobierno anterior. Tampoco tengo duda que los instintos del
presidente son de derecha, las convicciones del presidente son de
derecha, los deseos del presidente son de derecha, y por eso las
políticas que lleva adelante el gobierno también lo son.
¿Y hasta dónde crees que hay
margen de maniobra para implementar esas políticas si no existe la
correspondiente derechización social?
Justamente una de las cosas que
trabajo en el capítulo es el legado social que han tenido esos
gobiernos de izquierda, y creo que el legado social central ha sido
la recuperación del empleo, que es un dique muy potente, porque el
desempleo genera traumas sociales muy fuertes, y aquí hay memoria
del desempleo en la década de los 90´, de la lucha contra el
desempleo, y de la recuperación posterior.
Está comprobado que se puede
recuperar el empleo, por cierto no quiero decir en cualquier
contexto, pero hay una memoria de gobiernos que tuvieron niveles de
empleo más alto, por eso hoy ante problemas de empleo, ya uno como
gobierno no se puede justificar en “las circunstancias objetivas”,
sino que tiene que implementar políticas para protegerlo. Y ese es
un límite con el que creo que se van a encontrar los gobiernos de
centro derecha de la región, y muy especialmente, en la Argentina,
que es un país con una memoria histórica de alto empleo, con una
experiencia muy traumática de desempleo en los 90, y con una
recuperación muy marcada posterior. Ahí creo que está el talón de
Aquiles del gobierno, y el dique a las políticas de reforma
inspiradas en consignas de derecha.
¿Crees que estos límites se van
a poner de manifiesto en la elección de medio término?
Creo que sí, que en la elección de
medio término se va a dar un juicio sobre los resultados de las
políticas de este año y medio de gobierno. Ojo, no creo que esta
calificación va a ser necesariamente en términos ideológicos, pero
sí creo que si no se recupera el nivel de actividad, el poder
adquisitivo, si continúa el deterioro del empleo, sino se facilita
la reducción de la pobreza, el gobierno va a tener serios problemas
en la elección de medio término.
¿Finalmente, cuáles te parecen
las asignaturas pendientes para un programa de izquierda hacia el
futuro?
Una de las cosas que planteo en el
artículo es la importancia de entender no sólo el retroceso sino
también por qué anduvieron bien esos gobiernos, y cuál es su
legado social e institucional. Yo creo que si el talón de Aquiles
fue el equilibrio macroeconómico, el desafío indudablemente es
incrementar la productividad. América Latina tiene muy baja
productividad, tuvo una época brillante de precios internacionales,
una situación favorable de términos de intercambios, y muy buenos
precios de acceso al financiamiento internacional, circunstancias muy
propicias, ante las que el desafío es transformar el ritmo de
crecimiento manteniendo las políticas sociales, sobre todo a través
del empleo, e incrementando la productividad, eso es lo que yo me
podría a pensar para lograr un programa de izquierda para los
próximos años.
Ficha del libro : ¿Por qué
retrocede la izquierda? Marcelo Leiras, Andrés Malamud, Pablo
Stefanoni. Capital Intelectual/Le Monde diplomatique. Libro
disponible en kioscos
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