Todos lo saben aunque pocos se
animan a decirlo: una catástrofe de cambiemos en General
Pueyrredón, de la mano de una situación cada vez más complicada,
puede costarle a Vidal la provincia.
En 2015 María Eugenia Vidal Vidal
aplastó en la 5ta. Sección, donde votan 1.176.875, casi la mitad de
los cuales está empadronada en Mar del Plata, histórico bastión
antiperonista. Sin embargo muchos de esos votos fueron traccionados
por la figura de Carlos Arroyo quien inclusive sacó mayor cantidad
de votos que el propio Mauricio Macri.
Hoy nada de ese escenario queda en
pie. General Pueyrredón se ha convertido en el distrito más
complicado de la provincia y la figura de su intendente se
desbarranca en medio de paros, incumplimientos, escándalos y
enfrentamientos con el poder central.
Vidal sabe sin embargo que necesita
del distrito como el pez al agua. Descontada una debacle en la Tercer
Sección Electoral, donde en 2015 perdió por 20 puntos con el
peronismo y hoy ve factible que esa brecha se agrande aún más, la
gobernadora juega todas sus cartas a la Primera Sección -allí las
cosas están parejas pero Cambiemos cree que puede torcer la balanza
en lo que queda de tiempo antes del comicio- y en el interior
bonaerense en el quelos 3.695.732 electores aseguraron su ajustado
triunfo sobre Aníbal Fernández..
Pero si la debacle marplatense
arrastra a la Quinta Sección, será imposible repetir aquel
resultado del interior y todo estará perdido para la gobernadora que
debería encarar los dos últimos años de su gestión con el peso de
una derrota frente al peronismo. Porque es justamente en general
Pueyrredón donde se nota más fuertemente el escenario más temido
por Vidal y su gente: el corrimiento de votos que en 2015 se
volcaron a Cambiemos hacia el espacio que hoy lidera Sergio Massa.
Y “gorila” como siempre fue la
ciudad balnearia, una alianza del tigrense con Margarita Stolbizer
puede convertir en imparable esa transfusión de votos hacia el
Frente Renovador.
Por eso la orden que diese la
mandataria este fin de semana: “Arreglen ya Mar del Plata o
Arroyo me lleva puesta” bramó al recibir el informe de Owen
Fernández, su hombre de confianza para informar sobre la situación
en estos lares y que le transmitió una crisis a su juicio imposible
de enderezar.
Lo cierto es que Cambiemos
necesita repetir su triunfo en Mar del Plata y Batán y nada parece
indicar hoy que ello sea posible. Y pese a ello sorprende la
demora con que desde Provincia y Nación responden a los desesperados
pedidos de ayuda del intendente.
Casi como si ya hubiesen decidido
que los aportes se entregarán cuando sea otro quien los administre.
Para lo que, todos coinciden, habrá que apurarse.
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