08 de septiembre 2016 - En medio de
la crisis que también afecta a los consumos culturales, los escasos
fondos ejecutados por el INCAA pone en alerta a los productores
locales.
Pagos frenados en el Instituto
Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y caída en la
producción de publicidades. Esa es la situación que cruza a la
industria cinematográfica, donde ya se siente el impacto de esa
combinación de factores: cayeron más de 36 por ciento los
puestos de trabajo de los técnicos audiovisuales y los
documentalistas y productores de ficción de menor escala comenzaron
a sentir el ahogo financiero.
Ellos sospechan que, detrás de esa
decisión de "pisar la caja" del instituto, que lidera
Alejandro Cacetta, existe una política para favorecer a los
grandes productores y recortar el próximo presupuesto para producir
películas mediante la estrategia de la subejecución.
Una constante: subejecutar
presupuesto
Además, a menos de un año del
cambio de gestión, los miembros de Directores Argentinos
Cinematográficos (DAC), entidad que reúne a los grandes directores
de la industria cinematográfica local, renunciaron en masa al
Consejo Asesor del Incaa, que debe participar del gobierno del
instituto. En un comunicado difundido el lunes, los directores
señalaron que, si bien el Consejo Asesor prácticamente no funcionó
en los últimos diez años, "se ha llegado al presente con
potenciados incumplimientos, como lo es el manejo, no muy
democrático, en las reuniones del Consejo Asesor, de parte de las
autoridades designadas por la Presidencia del organismo".
A eso sumaron "la infinita
postergación de un Plan de Fomento que reemplace al existente, ya
obsoleto y superado por las circunstancias" y señalaron que
fueron desconocidas las propuesta presentadas por las distintas
entidades sobre el retraso del costo medio de producción, que está
en torno al "40 por ciento". Esa situación "impide el
normal desenvolvimiento de la creación profesional, cualquiera sea
su perfil, y sin olvidar el habitual ocultamiento de un presupuesto
desconocido, al que se agrega ahora la aparente subejecución del
mismo".
"Tuvimos dos reuniones con el
presidente del Incaa y estuvimos los representantes de las seis
asociaciones nacionales de documentalistas. En las dos reuniones
el presidente dijo que estaba de acuerdo con el plan de fomento que
le propusimos pero después no ocurrió nada y, además, se frenaron
los pagos. Los expedientes se detienen con cualquier
justificación, incluso por una coma mal puesta. El recorrido
burocrático en el instituto es muy tedioso pero si encima se lo
frena se produce una situación enloquecedora", explicó Virna
Molina, integrante de una de las asociaciones de documentalistas que
conforman la Red Argentina de Documentalistas (RAD), que se reunieron
el sábado pasado para analizar la situación.
A ese encuentro también fueron
productores de ficción. En cada exposición se habló del freno a
los pagos del Incaa, cuya lentitud supera otros cambios de gestión.
"Sospechamos que es para subejecutar presupuesto para que
cuando se llegue a fin de año se diga que el instituto no necesita
tanto dinero y que la próxima partida sea menor. Eso lo hacen en el
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es una forma de ir cerrándole
al cine documental, sobre todo al de menor presupuesto, el acceso a
los fondos públicos para su desarrollo", dijo Molina,
co-directora junto a Ernesto Ardito del largometraje "Raymundo"
el documental sobre la vida de Raymundo Gleyzer, que logró quince
premios internacionales.
La publicidad, también afectada
Al freno en los pagos del Incaa, que
desde diciembre está comandado por el ejecutivo de Patagonik Film
Group, se suma la caída en las producciones publicitarias. Esa
combinación genera un ahogo financiero en las pequeñas y medianas
productoras, sean de ficción, documental o publicitaria. "Ayer
fue el Día del Trabajador Cinematográfico y la mayoría de lo
saludos que había en las redes sociales hacían referencia a la
situación laboral", explicó a El Destape Federico Prado,
secretario de Derechos Humanos y Acción Social del Sindicato de la
Industria del Cine (SICA).
"Se produjo una caída
brutal de la producción de publicidades y no se invierte en
comerciales nuevos. Eso es lo que más impactó. Hay mucho comercial
traído de afuera. Antes también se importaban pero se producía
acá. Ahora se frenó la producción local", detalló Prado
y precisó que la caída de los aportes sindicales fueron del 50
por ciento de febrero a marzo y eso muestra el menor nivel de empleo
del sector.
A todo esto se suma la retracción
del consumo en general, que provocó menor inversión de la población
en cultura y recreación. "El Fondo de Fomento
Cinematográfico recibe el 10 por ciento del dinero que producen los
cineclubs, el 25 por ciento de lo que recaudaba el antiguo Comfer por
publicidades y el 10 por ciento del valor de las entradas de cine.
Todos esos montos dismuyeron en estos meses. El fondo de este año
se conformó con lo que se recaudó el año pasado y el del 2017 se
hará con lo que se recaude ahora", agregó Prado.
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