La que conocimos y supimos disfrutar
como Ciudad Feliz se encuentra desde el último fin de año
inmersa en una enorme crisis política, una de las peores que se
hayan vivido aquí provocada por la falta de conducción del
intendente Carlos Arroyo.
El desconcierto generalizado que
reina en el municipio hace que la emergencia en la economía
municipal se agudice con mayor profundidad a medida que transcurre el
tiempo y las respuestas no aparecen.
Desde diciembre el escenario se
repite: renuncia de decenas de funcionarios, escándalos por
irregularidades, contrapuntos públicos entre el jefe comunal y el
presidente del Concejo Deliberante (que además de ser su amigo
es cofundador de su partido político, Agrupación Atlántica);
cuestionamientos de sus propios concejales y situaciones insólitas,
como que Arroyo se entere por los medios quien sería su nuevo
Secretario de Hacienda cuando él mismo aseguraba que nadie le impone
funcionarios.
Hace 10 meses que el municipio
está parado. Nadie se ocupa de atender y mucho menos de resolver los
problemas; es un enigma saber si se pueden o no pagar los sueldos del
mes próximo y los que vienen, incumplimientos que se vienen
repitiendo y significan medidas de fuerza que paralizan la
administración comunal. Ahora, ante la falta de gestión,
escasez de recursos y ausencia de ayuda, a contramano de la línea
que baja la Gobernadora apela como una solución mágica a una
posible emisión de bonos que endeudará a todos los marplatenses y
terminará pagando el próximo intendente.
Al caos que es el gobierno se
sumaron las consecuencias tremendas del reciente y tremendo temporal
que azotó la ciudad, situación que arrasó con cientos de árboles
y sembró más desconcierto por la ausencia de respuestas políticas.
Un ejemplo: mientras en la misma nota televisiva, realizada en un
centro de evacuados, el propio intendente negaba que hicieran falta
ayuda y donaciones, minutos más tarde uno de sus principales
funcionarios pedía a viva voz y con urgencia colchones, lavandina,
zapatillas y otra asistencia para los afectados.
El extremo se dio al momento de
confirmar la reanudación de clases, instancia que dejó al desnudo
una vez más la falta de una comunicación clara en este gobierno:
crearon un caos informativo cuya única consecuencia fue la
incertidumbre de una sociedad que tardó horas en confirmar si se
reanudaban la actividad educativa y en qué niveles.
Tanto desconcierto como el que
disparó un reclamo de la Uocra, que espera por importantes obras
privadas que generarían más de un millar de puestos. El propio
bloque de concejales del intendente asegura que los proyectos están
aprobados, pero siguen esperando por el Ejecutivo para la
autorización.
Los problemas con la provincia
también quedan a la vista, porque asoma ayuda pero el destino de los
fondos no parece claro. En mayo la gobernadora Vidal transfirió
10000 millones de pesos a los municipios para infraestructura y
seguridad. Aquí, los primeros desembolsos, llegaron pero no fueron a
los rubros previstos. Esas desprolijidades se pagan ahora con
próximas partidas congeladas.
Todo tiene una explicación: no
existe gestión de este intendente y sus colaboradores. Se quejan,
pero no gobiernan ni administran. Personalmente, ante testigos, a
su “desgobierno” le facilité los teléfonos celulares del
Director Nacional de Relaciones entre Provincias, Municipalidades y
ONG, que tiene planes con subsidios para el desarrollo productivo.
Son màs de 30 millones de pesos para Mar del Plata que
permitirían mejorar caminos rurales. El funcionario nacional hace 38
dìas que está esperando que lo llamen. Es un despropósito.
Y como para redondear la
incoherencia, la falta de respeto a quien lo “sacó del pozo”, y
a horas de la ayuda del Gobierno Nacional (ATN) para que pudiera
completar el pago de haberes municipales, en una radio el propio
intendente se permitió volver a calificar como “una burrada"
del Presidente Macri el pretendido inicio de clases en febrero.
También demuestra la falta de
respeto democrático, al no tolerar criticas de periodistas y
llamarlos “bufones”. Ahora y después de muchos cuestionamientos
de todos los sectores, incluso el pedido de la Gobernadora Vidal,
anunció una mínima baja de salarios para él y de sus más de 120
funcionarios. Pensar que en campaña aseguró que podía manejar el
municipio con apenas 25 colaboradores….
Ahora quiere resolver todo con un
ahorro del 10% en los cargos jerárquicos, con sueldos que en el caso
del intendente pasará a $ 149.870 mensuales y sus secretarios $
84.302. Por la crisis que tiene, el gesto casi no existe. Como su
gestión de gobierno.
*Por Daniel Sosa*Ex-Concejal,
Presidente de Mar del Plata Puerto y Región
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